En las salas de belleza, las sillas ya no estarán una al lado de la otra (o no se usarán todas al mismo tiempo). El estilista deberá usar siempre mascarilla quirúrgica así como guantes que tendrá que cambiar cada vez que atienda a una persona. La clienta, en todo momento, también deberá usar un tapabocas.

Esa será parte de la nueva normalidad con la eventual reapertura de los salones de belleza (hasta el cierre de esta nota no se había indicado el inicio del bloque 3 de actividades comerciales en Panamá, donde se incluyen estas empresas).

Para su regreso, estos establecimientos deben cumplir con diferentes requisitos, que quizás no todos puedan hacerlo.

“Los propietarios de salones de belleza que aún puedan abrir se enfrentan a un enorme reto. Abrir un negocio de peluquería, después de habernos visto obligados a cerrar, nos hace cuestionarnos si los clientes aún querrán visitarnos aunque cumplamos con las exigencias de salud ambiental dictaminada por el Ministerio de Salud [Minsa]”, expresa Miriam Monrroy, vicepresidenta de la Asociación de Propietarios de Salones de Belleza y Barberías (Asoprosab) y dueña de Status Hair Club.

Gastos extras y adecuaciones

Estos locales, así como otras empresas del bloque 3, deben tener un comité especial de salud e higiene para la prevención y atención del Covid-19.

La doctora Nadja Porcell, directora general de salud pública del Minsa, indica que en las salas de belleza los estilistas deberán lavarse las manos con frecuencia, preferiblemente después de atender cada persona, y tener a disposición gel alcoholado.

La estilista Miriam Monrroy, representante de Asoprosab, comenta que las exigencias del Minsa involucran gastos inmediatos no solo para la seguridad del cliente sino también para todos los que tienen peluquerías con dos o más empleados. “Los gastos serán directamente proporcional a la cantidad de empleados que laboren en el salón de belleza”, agrega.

Detalla que entre estos gastos, además de los mencionados anteriormente, están las pistolas de rayos infrarrojo para tomar temperatura, viseras frontales, desinfectantes especiales para limpiar las herramientas de trabajo (tijeras, peines, cepillos, lava cabezas, capas de corte, etc), adecuaciones en el área de la recepción y en el servicio de manicure y pedicure, entre otros.

Ivette D’Gracia Serrano, propietaria de Ragazza Beauty Salón, es una de las empresarias que se está preparando para la protección de su local y de su clientela. “Mascarillas, divisiones, letreros y sobretodo la desinfección inicial y continua del local. No es fácil por los costos de los mismos, sin contar con que habrá artículos que pasarán a ser desechables y su compra será continúa; toallas, mascarillas, alcohol, gel y demás”.

Cita en el salón de belleza post-Covid

Cita en el salón de belleza post-Covid

Por cita y sin aglomeración

Dependiendo del espacio del local, se debe calcular cuántas personas pueden permanecer al mismo tiempo, asegurando el distanciamiento de dos metros entre una cliente y otra. Por el tipo de servicio que se presta, entre la clienta y el estilista no tiene que cumplirse este distanciamiento.

“Previa a la apertura del salón de belleza, evalúen los espacios y vayan haciendo las correcciones pertinentes (espaciar las sillas o los salones de espera). Otro elemento importante, para evitar aglomeración de personas, es la posibilidad de atender por cita, de manera que los clientes sean responsables en llegar a la hora y las operarias puedan hacer su trabajo”, señala la doctora Nadja Porcell, del Minsa.

El horario de atención dependerá del toque de queda, si este se mantiene cuando se llegue abrir el bloque 3.

Ivette D’Gracia Serrano manifiesta que su salón es amplio y cumpliendo con las restricciones podrá atender a tres personas al mismo tiempo, que puede ir rotando cada dos o tres horas (el tiempo que tome el tratamiento o servicio). “No te digo que va a ser lo mejor, que vamos a tener ganancia y que las finanzas van a estar bien. No. Lo que haces diario [con esas tres personas] no es lo que necesitas, se disminuye  muchísimo la entrada diaria”, acota.

Miriam Monrroy tiene su propio salón llamado Status Hair Club, es un espacio pequeño donde trabaja solo ella y una ayudante. Siempre ha trabajado con citas.

Por la situación, tuvo que subir el precio de algunos servicios, no todos. Dice que aquellos más especiales, que demandan más tiempo, producto y técnica de aplicación, serán los que suban un poco su valor.

¿Ajuste de precios?

“Es lógico pensar que si se han generado gastos abruptos para poder abrir, entonces muchos subirán un poco el precio”, señala Miriam Monrroy, vicepresidenta de la Asociación de Propietarios de Salones de Belleza y Barberías. Precisa que el tema de servicios y precios está ligado a cada dueño y su negocio.

¿Todos los servicios?

“No tenemos ningún tipo de prohibición con relación a ninguna actividad, pero definitivamente hay actividades que son reguladas por salud”, recalca la doctora Nadja Porcell, directora general de salud pública del Minsa. Indica que todo profesional que esté realizando, por ejemplo, procesos invasivos sobre rostro o cuerpo, deben ser personas certificadas.

“Lo que decimos desde antes del Covid, y ahora con Covid aún más, es que cualquier procedimiento que se haga sobre tu cuerpo tiene que ser por una persona que tenga una expertise y una certificación. Es responsabilidad del establecimiento tener todas las certificaciones a la vista de los clientes, pero también es responsabilidad del cliente exigir que quien le va hacer el procedimiento tenga la capacitación necesaria para eso”.

Con la nueva normalidad, Ivette D’Gracia Serrano, de Ragazza Beauty Salón, ha reevaluado los servicios que ofrecía; el área de faciales no abrirá en estos momentos. “En las salas de belleza tratamos al cliente muy personalizado y es de sumo cuidado todas las áreas. Algunas quedarán sin uso hasta ver cómo se estabiliza la situación”.

Para ella hay incertidumbre, pues una cosa son las medidas de protección que aplique el establecimiento y otra las que aplique la clientela.