Sorprende cuando son ellas las que eligen llevar el cabello lo más corto posible. ‘Estás enferma?’, ‘¿Por qué te cortaste tu cabello largo si así te veías tan bonita?’, ‘Has perdido tu feminidad’. Los juicios se disparan.

La apariencia de una mujer sigue viéndose con lupas de exigencia y bajo normas marcadas donde se cuestiona a la que pinte sus colores fuera de las líneas.

Práctico, fácil de mantener, fresco, femenino. Así describen sus cortes rapados estas cuatro mujeres en Panamá que lucen este estilo no por moda ni rebeldía, sino para sentirse en su forma más auténtica.

“Páseme la cuatro por toda la cabeza, por favor”

Rapada, ¿algún problema?

Jess Pazos. Fotografía. Marimar Zogby.

Jess Pazos usa su cabello rapado desde que era una adolescente en los noventa. Por esos años fue Lori Petty, la protagonista de pelo corto de la película Tank Girl (1995), quien la inspiró a cortárselo.

Aparte de la referencia de la artista, buscaba tener un look manejable para el deporte extremo que empezó a practicar en esos años: el paracaidismo “Ese era el corte que en ese momento iba con mi personalidad”, cuenta en entrevista la conferencista de TED y coach de bienestar radicada en Panamá.

La primera vez que se lo cortó fue a una barbería en su natal Puerto Rico. Su cabello estaba a la altura de los hombros. Eligió ir a ese sitio porque buscaba que le pasaran la máquina por toda la cabeza y desconfiaba que su petición fuera tomada en serio en un salón de belleza. “El barbero me miró como si estuviera loca. Solo le dije: pásame la cuatro 4 (cabezal de la máquina para cortar cabello) por toda la cabeza” recuerda.

Siempre nota las miradas de las personas hacia su cabello corto. Algunos, asumiendo, se le han acercado a preguntarle desde cuándo está recibiendo tratamiento de quimioterapia. A otros también les sorprende saber que su cabello rapado es por elección.

En 2016, luego del nacimiento de su hija Loretto dejó crecerlo de nuevo hasta los hombros. Cuando decidió volver a raparse, una de sus hijas la cuestionó “Me dijo que parecía un niño. Le dije que no, que soy una mamá con cabello corto. Ella tiene un amiguito que usa cabello largo y le expliqué que la longitud del cabello debe ser una elección”.

Su esposo es quien le corta el cabello. Con un tono dulce y con algo de romanticismo, relata cómo juntos se meten a la ducha, colocan una bolsa plástica en el piso, toman turnos para sentarse en una silla para cortarse el pelo el uno al otro.

Ha visto cómo el cabello representa para muchas mujeres un ancla a su autoestima. “No critico al cabello largo, pero eso no define nuestra feminidad”.

Sentirme bonita sin depender del cabello

Rapada, ¿algún problema?

Momo Magallagón. Fotografía. Susana Aramburu @ptyology.

La artista panameña Momo Magallón llevaba un año viendo looks’ de cabello rapado antes de tomar la decisión. Aunque le gustaba la idea, no se atrevía. Le preocupaba cómo se le vería.

La primera vez que se lo rapó estaba estudiando en Estados Unidos. “Recuerdo lo pritti que se sintió verme al espejo luego de atreverme a hacer eso que tanto deseaba”.

En ese país las reacciones no fueron tantas cómo cuando regresó a casa, a Panamá, donde fue cuestionada. ‘¿Por qué te cortaste el cabello si lo tenías tan lindo?’, le preguntaban quienes la conocían. En la calle, ha llegado a escuchar a niños, curiosos, preguntar a sus padres si ella es un hombre o una mujer.

“Antes dependía mucho de mi cabello para sentirme bonita. Ahora me siento más cómoda sin él. Ha sido un proceso para sentirme bien conmigo sin tener que depender de mi pelo. Pero así me siento súper femenina”.

¿Y qué puede hacer la abogada rapada?

Rapada, ¿algún problema?

La maquillista María E. Nicola @nicola.mmua. Fotografía. @fotoozu

La maquillista venezolana María E. Nicola siente que su cabello y sus emociones comparten un vínculo que le permite expresarse. “Si tengo un bajón emocional me lo corto o me lo pinto. Es mi vía de escape”, cuenta.

Nunca le gustó tener el cabello largo; requería mucho esfuerzo mantenerlo y significaba lucir igual al resto, idea ajena a su esencia. Por eso, se rapó apenas puso un pie fuera de la secundaria. Su hermano se lo cortó por primera vez. Incluso, fue un momento que empezaron a compartir como familia; ella le cortaba el pelo a sus hermanos y a su papá.

Visitando diversos países latinoamericanos sigue viendo reforzado el estereotipo de que la mujer bonita solo es la del cabello largo “Nos han culturizado con esa idea y es difícil quitárnosla de la cabeza”.

Piensa que no se debe categorizar a nadie por cómo lleva su cabello. “Sé que soy privilegiada porque mi profesión me da libertad de lucir como quiera, pero ¿Cómo hace para ir a la oficina una abogada con el cabello rapado si en su ambiente no es bien visto? Tengo una amiga educadora que siempre me dice lo mucho que le gustaría cortarse el cabello, pero que no puede porque debe mostrarse con cierta imagen. Muchas personas viven limitadas.”

Esto se trata de todo menos de rebeldía

Rapada, ¿algún problema?

Gisela Tuñon. Fotografía. @monkeycrea

A la periodista panameña Gisela Tuñón le parece anticuado que aún se apropien cortes de cabello, prendas de ropa o incluso colores para encasillar a hombres o a mujeres. “Ellos usan aretes y ropa rosada ¿Qué tiene eso de malo?”, se cuestiona. “Para mí, usar el pelo corto o largo significa lo mismo a que te guste la vainilla o el chocolate, son gustos”.

Gisela es triatleta y trabaja desde casa. Su carrera en televisión nacional empezó hace más de dos décadas. Usaba su cabello largo y por estar en pantalla tenía estilistas que permanentemente la mantenían peinada con blower.

A inicios de 2020 tenía un corte bob, pero buscaba un estilo práctico. Al inicio de la cuarentena compró una máquina para cortarle el cabello a su hijo. “Me dije: ‘oye, esto está divertido”. Se puso frente al espejo y se rapó.

El nuevo look generó muchos comentarios, sobre todo en sus redes sociales donde suma más de 250 mil seguidores en Twitter e Instagram . “Al principio me atacaban mucho, sobre todo ponían en duda mi sexualidad. ‘Bueno, ya deberías salir del clóset’, me decían. Otros me comentaban que había perdido toda mi feminidad. Eso me lo dicen más los hombres porque a las mujeres les encanta el corte. Ellos son los que no me perdonan el pelo”.

Algunas veces ha tomado captura de ese tipo de comentarios y los ha publicado en sus redes sociales. Su objetivo es llamar la atención sobre lo aceptado que está atacar o criticar a los demás a causa de su apariencia física.

A sus 43 años, siente que está en una etapa de su vida donde no tiene que seguir demostrándose a los demás. “Eso ya lo hice por más de 20 años. Soy una periodista profesional con el pelo largo o corto”.

Gisela le gustaría ver a más personas atreverse a ser como quieren. “El cabello corto se trata de todo menos de rebeldía. Por lo que he vivido, cada vez se me hace menos importante cosas como el pelo. Muchos me criticaron por dejar mi carrera en el mejor momento para cuidar de mis hijos y de mi salud mental. La vida es una ¡Además el pelo crece!”.