Este camino de identidad y aceptación lo empecé hace mucho tiempo, sin darme cuenta, de la mano de mi abuela paterna Delfa.
Sin saberlo, ella me estaba preparando para este momento, en el que siento el orgullo de quienes me han ayudado a ser quién y cómo soy. Con gran paciencia, porque era un trabajo arduo en el que yo generalmente no colaboraba, ella me tejía el pelo, mi inmensa melena de niña, y me hacía ‘obras de arte’, como ella misma las llamaba.
– ‘Mamá, déjame el cabello suelto, para moverlo’, le decía yo.
Y con paciencia de abuela me convencía y me volvía a sentar entre sus piernas, contándome larguísimas historias y escuchando las mías hasta completarme el peinado. En ese ritual tan familiar, entretejió también orgullo de raza, aceptación y amor por lo propio. Ella me ayudó a entender mi belleza, la de dentro y la de afuera. Gracias a mi abuela y a mi mamá, una mujer también de valores y metas, profesional de éxito e independiente, me he sentido siempre muy cómoda en mi piel.
Viceministra de Relaciones Exteriores: ‘Porque llevo el pelo rizado…’
Como cualquier joven he cambiado de estilo, siguiendo las modas, he llevado el pelo corto, largo, de diferentes colores, pero nunca he sentido rechazo por mis raíces, ni por mis rizos. Me acepto porque me he sentido aceptada desde muy niña y me ayudaron en casa a entender la belleza de las diferencias.
Es un orgullo que he inculcado también a mi hijo, Óscar, de 10 años, que empieza a definir quién es y está resultando un joven curioso y muy abierto, que ha heredado mis rizos y los adora. No le gusta que le corte el pelo.
En la escuela, tanto para niñas como para niños, deberían tomar en cuenta la importancia del cabello en las primeras manifestaciones de identidad de los jóvenes. La sociedad afortunadamente es más liberal o más consciente y ya no imponemos tantos condicionamientos estéticos mientras nos estamos formando. Es importante experimentar para aprender.
En el trabajo, como abogada, y ahora en un puesto público, he sentido la libertad de expresarme con autenticidad, y esa posibilidad añade valor a lo que haces. Sé que cuando las llevo estoy enviando un mensaje, y eso me gusta. Estoy representando a mi país, que es mestizo.
Viceministra de Relaciones Exteriores: ‘Porque llevo el pelo rizado…’
Es un privilegio, como mujer, como afropanameña y funcionaria inspirar a otros. ‘Sí se puede’. Ya lo dijo el presidente Obama y le creo. Yo también he podido. Quiero que muchas niñas y niños lo sientan así. Este es un mundo plural y todos debemos tener espacios en igualdad para nuestras manifestaciones culturales, históricas… Es la clave de la convivencia. El respeto al otro desde el conocimiento y el reconocimiento. ¿Las trenzas ayudan? Yo digo que sí. Hablan por mí, por lo que soy y por lo que represento.
En este cargo que ahora ocupo, mi voz es también la de otros y hay que alzarla cuando es necesario, para participar, para construir”.