Ya casi comienza el nuevo año y sí, también comienzan las resoluciones, compromisos y metas de todo lo que nos proponemos para 2019.
Creo que todos en algún momento nos hemos visto en la penosa necesidad de tener que repetir una meta (no cumplida) para el nuevo año, a pesar de que es algo que ya llevamos años proponiéndonos. Algunos casi casi que reciclan la lista de resoluciones; solo falta tachar el año anterior y escribir el nuevo año. Siempre nos prometemos que este año será diferente: “este año sí voy a ahorrar”, o “este año sí voy a salir de deudas”, y cuando se acaba el año, te das cuenta de que hiciste exactamente todo lo contrario.
¿Por qué será que nos pasa eso? En mi caso, me he dado cuenta de que a veces subestimamos el tiempo y el proceso para cumplir una meta. Otro motivo es que en el afán de querer cumplir de todo, nos proponemos demasiadas metas a la vez y no nos concentramos en ninguna. Tampoco nos damos a la tarea de hacer un plan concreto, ni tomamos acción, simplemente nos la pasamos “dejándolo para después”, y así se nos pasa la vida.
Sí, también he pasado por allí. Por eso quiero contarte lo que en realidad me ha funcionado para cumplir mis metas en estos últimos años.
Define tus metas
Definir las metas no es algo que se hace a la ligera; es la primera parte del proceso. Haz una lista de cuáles son las cosas que te gustaría lograr o cambiar en corto plazo y describe el por qué es tan importante para ti. Así podrás determinar 1, 2 o 3 metas que sean las más significativas.
Es importante que consideres que no existe una cantidad de metas ideal; realmente depende de los recursos que necesitas para poder cumplirlas. Eso sí, recuerda: “el que mucho abarca, poco aprieta”, por lo tanto, ponerse muchas metas puede significar querer concentrarte en mucho y terminar haciendo nada. Puedes ser ambiciosa, pero también debes poder concentrar tu energía en cumplir las metas más significativas para ti.
Algo que también debes tomar en cuenta es que las metas sean compatibles entre sí. Aunque sean en ámbitos diferentes de tu vida, debes analizar si son compatibles en cuanto a tu tiempo, tu energía física y tu presupuesto.
Por ejemplo, si te estás proponiendo empezar a estudiar una maestría y también quieres emprender al mismo tiempo. Ambas metas podrían tener problemas de compatibilidad, puesto que son demandantes de mucho tiempo y tú seguirás teniendo las mismas 24 horas al día.
En cuanto a tus finanzas, siempre debes considerarlas al momento de definir las metas. El dinero es uno de los recursos que estará involucrado en la mayoría de los propósitos que te propongas.
Si necesitas arreglar algún tema en tus finanzas personales antes de comenzar con tus resoluciones de fin de año, no dudes en hacerlo; valdrá la pena, aunque te pueda tomar un poquito más de tiempo.
Al final del día, se trata de cumplir tus propósitos de una manera sostenible en el tiempo y no a punta de sacrificar recursos tan valiosos como tu salud o la estabilidad de tus finanzas personales.
Crea tu plan
Para crear un plan, primero debes tener definidas tus metas minuciosamente. Para ello, puedes ayudarte de la famosa metodología Smart (por sus siglas en ingles), que indica que deben ser metas específicas, medibles, alcanzables, realistas y con tiempos definidos.
Toma tu meta y trabaja en descomponerla en pequeñas tareas que debes ir realizando hasta lograrla. Piensa en cada pequeña tarea que necesitas, escribe una lista en orden y ponle una fecha de cumpleaños a cada una. Concéntrate en una tarea a la vez, hasta que completes la lista, y así podrás cumplirla. A veces nos agobiamos tanto con pensar en una meta tan grande, pero si la descomponemos en pequeñas tareas, será más fácil cumplirla.
Mantén cerca tus metas y monitoréalas
Guarda la lista en tu celular, un tablero de corcho o en la mesita de noche. ¡Dónde más te sirva!
Si utilizas agenda, te recomiendo que pongas recordatorios de las tareas específicas que debes realizar. Ten tus metas siempre presentes, porque eso te ayudará a tomar mejores decisiones.
Adicionalmente, establece fechas durante el año para revisar el avance de tus metas. Es importante que cada cierto tiempo puedas ir haciendo esto y no esperes hasta que se esté acabando el año. Por ejemplo, podrías decidir que al cierre de cada trimestre de 2019 vas a monitorear tu progreso, y si al terminar el primer trimestre te das cuenta de que no estás cumpliendo lo que te habías propuesto, podrás hacer correcciones y tomar decisiones en pro de alcanzar tu meta al final del año.
Lo importante es no esperar hasta lo último para hacer las modificaciones necesarias. Ahora sí, a cumplir metas y no más reciclaje de lista de resoluciones.