Quisiera poder decir que los vampiros solo forman parte de los libros y las películas.  Pero es importante que sepas que sí existen. Hay quienes son completos vampiros y, lo peor, se ocultan en tu círculo más cercano.

Cuando pasas un tiempo con ellos, y en ocasiones no les toma mucho, te dejan drenada. Sientes que se han llevado un pedazo de ti con ellos.

Hay tres tipos de vampiros, y a veces una persona puede ser varios a la vez. Pero no te alarmes; aquí estamos para aprender y la información siempre ha sido poder.

Comencemos con el vampiro energético.

Estas personas son capaces de succionar tu energía como una aspiradora a propulsión. Por lo general llevan consigo una energía de bajísima vibración, siempre tienen una razón para estar deprimidos, enojados, desconfiados, enfadados. Se sienten poseedores de la verdad y están prestos para bajonearte el día.

También dentro de esta categoría está el otro extremo, estos son tan intensos y van a unas revoluciones tan exageradas que parecen nutrirse de toda la energía que hay a su alrededor.

Este tipo de vampiros cuestionan con sarcasmo el positivismo o punto de vista ajeno y están listos para abrirte los ojos a la realidad, como ellos la perciben. Por lo general tienen un pero, un comentario, una contestación y una queja para todo y sobre todos y, antes de que te des cuenta, te encuentras en posición draga; tratando de jalarlos de la posición en que están y poniendo toda tu energía en hacerles ver la vida con ojos más positivos o simplemente desde otra perspectiva.

El vampiro energético está firme en su concepto de verdad y la considera absoluta, con lo cual lo que dices es constantemente refutado y te sientes como remando contra la corriente todo el tiempo para ver si consigues avanzar, pero lograrás poco o nada.

Lo logres o no, cuando pasas un tiempo con estas personas te sientes que quedas exhausta, cansada, como abollada, porque tratar de cambiarle la visión a este ser, o simplemente compartir tu tiempo con alguien así, tiene el costo de dejarte sin  fuerzas y energías para ti, tus proyectos o hasta tus seres queridos.

Ahora viene el vampiro emocional

Reconocerás a este vampiro porque es el tipo de persona a la que le encanta el drama. Aun cuando diga que no es así. Todo lo vuelve un drama.

Con esta persona las cosas toman dimensiones épicas. Cualquier acontecimiento da pie para montar una película.

Disfruta dando vueltas y vueltas sobre un tema, hacer suposiciones, crear y recrear el peor escenario posible. Cualquier suceso puede tomarles horas de análisis y matrices interminables con un final peor que el otro.

Por lo general, para el vampiro emocional  convertir su vida, tu vida o la vida por sí misma en una novela es una constante que le llena sus días.

El drama siempre contribuye a su hábito de procrastinación, quedarse allí les permite no tomar acción hacia ningún lado porque están demasiado ocupados y preocupados inflando un tema. El drama y la defensa de lo que les parece justo o injusto les alimenta.

Sabes que has estado con un vampiro emocional porque al final quedas preocupada o sintiéndote culpable. Así como el vampiro energético te cansa más que todo físicamente, el vampiro emocional te drena internamente y te deja una sensación de zozobra sobre lo que haces, has hecho o dicho o piensas hacer.

Y terminamos con el vampiro intelectual

Esta persona está constantemente sacándote información sobre lo que haces o sabes de un modo que pareciera muy casual.

Son quienes se acercan a ti desde otros ambientes o facetas de tu vida, pero mantienen una doble agenda muy enfocada en sacarte conocimiento o asesoría.

Suelen ser encantadores y saben manejar las conversaciones y situaciones de una manera tal que no caes en la cuenta hasta que se fueron, que estuvieron escarbando tu intelecto, tus ideas, tus proyectos, tus procesos, tus recursos, tu conocimiento.

Cuando estás con un vampiro intelectual te sientes al final como si tuviste un buitre sobre la cabeza dándote picotazos y sacándote pedazos de cerebro. Cuando caes en la cuenta te sientes desconcertada y abusada.

Estoy segura de que a medida que leías esto pudiste identificar personas en tu vida que tienen rasgos de vampiros; tal vez hasta pudiste darte cuenta de cuando tú has sido uno. Este escrito es justamente para que conozcas estos patrones y cómo cuidarte (y tampoco ser tú uno).

Lo mejor es tomar la mayor distancia posible, pero no siempre se puede, a veces esa persona es uno de tus padres, hijos, pareja, jefe o colegas.

No pelees, no trates de hacerlos cambiar de opinión, no te enganches en sus juegos, no te desgastes energética, emocional o intelectualmente, respira y acepta lo que son.

Protégete cortando su círculo de conversaciones negativas lo antes posible.

Cuando me encuentro en esta situación yo digo muy educadamente: “Gracias pero, de verdad, esta conversación en este momento me parece que no me aporta”. O los vampiros vuelan, o cortésmente vuelo yo.