Muchas personas pasan ahora todo el día en casa. Ya sea por las  emociones que experimentan o por aburrimiento, tiendan a pensar mucho más en comida. La utilizan como una anestesia emocional o como una distracción.

Al comer platillos que producen placer el cerebro segrega  dopamina, llamada la hormona de la felicidad.  Por unos segundos, las preocupaciones o dolores se ponen en pausa. Pero al terminar, vuelven. Regresa la  frustración, el estrés, la tristeza o el aburrimiento.

Al comer deberíamos tener una de dos intenciones: saciar el hambre o tener placer. Es obvio que si uno no se siente saciado, va a buscar más comida. Y si  la comida no le dio placer, se va a quedar pensando en comida.  En estas circunstancias seguirá  pensado en comida durante el día hasta comer algo que  sienta que le generó satisfacción, a menos que haya una emoción incómoda de por medio y que uno esté pensando en comida por la emoción.

¿Se puede comer por placer?

Hay actividades que uno realiza con la intención de disfrutar y estar presente. Comer por placer, es una de ellas. No significa que uno va a comer por placer todo el tiempo. Pero, cuando se hace debe ser desde un estado mental de tranquilidad. No, como distracción o anestesia.

Las personas me preguntan, ¿Cómo identifico si estoy comiendo por placer o por alguna emoción? La respuesta es: primero, uno debe identificar cómo se siente y nombrarlo.  Si la respuesta es tranquila (no aburrida, sin nada que hacer, abrumada, estresada) etc,  entonces uno procede a la segunda pregunta: ¿cuál es mi intención?

Es ¿distraerme? ¿calmarme? o ¿pasar un buen tiempo y disfrutarlo? Si la respuesta es pasar un buen tiempo y disfrutarlo entonces probablemente uno está queriendo comer por placer. Si se hace desde un estado de calma, uno puede practicar mindfulness con la comida. Es decir saborear y disfrutar el alimento.

Si uno decide comerse un pedazo de chocolate y está presente durante esa experiencia, con unos pocos pedazos bastará. En cambio, si lo hace en automático, no importa la cantidad, no será suficiente.  Algunos ejemplos de comer por placer son:  comprar un helado, cocinar un dulce y servirse una rebanada o beber una copa de vino acompañada de una tablita de quesos. Se siente satisfacción y no  queda pensando en comida.

Cualquier actividad que se haga con la intención de estar presente, tiende a tener un impacto positivo en la salud mental y emocional. Usualmente las personas recaen en hacer las cosas en piloto automático. Hay que practicar estar presente en cualquier tarea: ya sea bañándose, regando las plantas, haciendo ejercicio o tomando té, esto saca del piloto automático e impacta nuestro bienestar.

Cuánta comida se necesita para sentirse mejor

Al comer impulsivamente, sin estar presente,  no hay cantidad que sea suficiente.  Se continua buscando en la comida la respuesta y se entra en un ciclo de comer todo el día. Se necesitar más porque la emoción incómoda se va haciendo más intensa. Además, en todos estos momentos que uno está llevándose a la boca algo para poner “en pausa” su vida, no está  disfrutando sino que está buscando una desconexión momentánea.  Como se dice en panameño, está  “embutiéndose” comida para poder estar en pausa.

¿Pero cuánta comida uno necesita para sentirse mejor? No hay una cantidad suficiente. Uno va a necesitar más y más porque uno está buscando la respuesta donde no está la solución. Se da vueltas en círculo.

Por otra parte, están las situaciones en las que uno utiliza la comida porque está aburrido o aburrida,  pero al final es lo mismo que utilizarla  para escapar de las emociones. Solo distraerá mientras se esté en el acto, la necesitará constantemente para estar frecuentemente distraído.

Ni calmante, ni distracción

A continuación, les dejo una serie de pasos con preguntas y acciones que  puede llevar a cabo cuando le viene a la mente la idea de ‘quiero comer algo’:

Denténgase:  Haga un alto entre el impulso entre “quiero comer” y “comer”. Hágase una pregunta:  ¿Tengo hambre? Si la respuesta es no, entonces no es comida lo que necesito. A menos que quiera comer algo solamente por placer y que se sienta calmado. No que está utilizando la comida para desconectarse.

Póngale nombre: ¿Qué siente? Identifique esa emoción o estado:  estrés, aburrimiento, tristeza, miedo.  ¿Por qué se siente así?

¿Qué necesito? Tal vez lo que requiere es hablar con alguien, darse auto cuidado o recibir placer de algo. Puede requerir calmarse porque tiene muchos pensamientos que le hacen sentir mal, podría venirle bien exteriorizar esos pensamientos.

Cuando uno sigue tres pasos y cubre sus necesidades, el deseo por comer y el pensamiento constante sobre la comida disminuye en gran medida.

La autora es psicóloga especialista en desórdenes alimenticios y obesidad. En su cuenta de instagram @mariateresaaleman comparte más información sobre mindful eating