Muchas veces los niños no entienden o no saben cómo poner en palabras lo que les pasa, lo que sienten, lo que les molesta o asusta.

Es importante que aprendan a darle nombre, a identificar, comprender y expresar lo que sienten, sanamente. Esto les ayudará en su educación emocional y crecimiento.

Un ejemplo de cómo a los niños les cuesta manejar sus emociones son las rabietas. Estas ocurren muchas veces porque el niño no sabe cómo manifestarlas.

Los adultos son otra vez de mucha importancia en este aspecto y pueden ayudarles. Una buena manera de enseñarles sobre las emociones es, además del ejemplo, mediante el uso de herramientas concretas, con algo que puedan ver y tocar, como lo son juguetes o muñecos de plástico, por ejemplo.

En este caso proponemos usar los llamados globos de las emociones o las expresiones, que es una dinámica divertida y además se puede armar como una manualidad en familia, para representar las cinco emociones básicas (alegría, tristeza, ira, miedo y sorpresa), y lo mejor de todo es que serían herramientas educativas creadas por ustedes mismos (padres e hijos), ya que mientras las van armando, ellos van aprendiendo sobre cada una de estas emociones.

MATERIALES Para hacer sus “globitos de las emociones” necesitarán: Globos (pueden ser del mismo color o distintos; a su gusto) Ojos móviles (googly eyes) Harina Un embudo Marcador permanente negro Goma fría

Cómo hacer los globitos de las emociones

Cómo hacer los globitos de las emociones

INSTRUCCIONES Primero, estiran el globo varias veces y colocan el embudo en la boquilla. Segundo, echan la harina hasta que quede lleno. Luego le hacen un nudo y proceden a pegar los ojitos móviles con goma fría. Por último, con el marcador permanente le dibujan las expresiones faciales (cejas y boca) a cada uno, dependiendo de la emoción que representa.

¿CÓMO USARLOS? El objetivo es que el niño aprenda a identificar y a relacionar la expresión facial del globito con la emoción correspondiente. Puede usarlo para reconocer lo que siente en una situación/momento dado, y luego con ayuda del adulto, puede abrirse un espacio para conversar y plantearse preguntas sobre qué pasó, qué provocó tal emoción y qué puedo hacer cuando me siento así. También pueden usarse para preguntar qué cosas lo hacen sentir tal emoción, cuándo y dónde la ha experimentado y qué ha hecho al sentirse así; de esta manera podrá guiar y darle la oportunidad al niño de expresarse, pensar y buscar alternativas/soluciones para un mejor manejo de sus emociones en el futuro