El año pasado escribí un artículo que hablaba sobre las cinco cosas que le enseñaría a mi hija sobre el amor. Aquí comparto la evolución de esa conversación que aplica también para los grandes.
1. El amor hacía ti misma es lo más bello
Mi hija es una niña a quien le gustar vestirse, le gusta el maquillaje y todos los accesorios femeninos. Muchas veces se arregla, sale del cuarto y me pregunta: “Mami, ¿me veo bonita?”. Le contesto con otra pregunta. “Hija, ¿tú te sientes bonita y feliz así?”. Me responde que sí y le digo que eso es lo más importante, porque desde pequeña creo que es vital cultivar la autoestima y no buscar la aprobación de los demás para sentirse bien.
2. El amor no es perfecto
Los niños siempre buscan un modelo de conducta a través de los padres o sus cuidadores principales. Esto es parte del ser humano y es normal. Es parte de entender las normas sociales.
Muchas veces mi hija me dice “Mami, tú eres la mejor mamá en el mundo”. (Me derrito total en un instante). Le digo: “Gracias, pero no soy perfecta ni estoy tratando de ser perfecta”. Le digo que hago mi mejor esfuerzo todos los días. Cuando discutimos, pedimos perdón y tratamos de entendernos.
Cuando cometemos errores, tratamos de aprender y crecer de las lecciones. Solo tiene cuatro años, pero es increíble cómo ya entiende esto muy bien. Entonces, no es imposible para los grandes.
3. El amor es eterno e incondicional
En mi casa no hay ningún tema tabú. Se habla de todo abiertamente. Es normal tenerle miedo a la muerte y mi hija no es una excepción. No quiere que su mamá se muera nunca. Entonces, conversamos sobre la muerte para quitarle el miedo. Le digo que todos se van a morir algún día: las plantas, los animalitos, y también las personas.
Le digo que ella y yo estamos profundamente conectadas en nuestro amor, más allá de nuestros cuerpos físicos. Que el amor es eterno y nunca desaparece.
El amor es incondicional. No importa si mami se molesta con ella, nunca dejaría de amarla tal y como es. Esto le da un poquito de alivio porque siente que hay algo que nunca se va a perder.
Le digo que estar triste cuando alguien se muere es normal, pero que entienda que la muerte es parte de la vida. El amor es eterno.