Nunca olvidaré aquella ocasión en que mi mamá inusualmente debió viajar sola y nos dejó por algunos días al cuidado de papá. Mi padre sí viajaba y trabajaba mucho, así que esto fue una verdadera experiencia. Por primera y única vez en la vida, trasladamos el Nintendo a su cuarto y pasamos horas con él, de uniforme hasta tarde en días de semana y sin muchas reglas ni orden. Después de treintitantos años, recordamos con risas y complicidad ese viaje de mi madre.

Ser padre es más que un título. Es un rol activo que empieza desde que los hijos están pequeñitos y dura a lo largo de la vida. Los expertos mencionan que la relación entre padres e hijos es fundamental, ya que sirve para crear un sentido de seguridad y un desarrollo saludable. Aun cuando un padre no conviva diariamente con sus hijos, su rol y su ejemplo serán algo que esos pequeños llevarán consigo en cada etapa de su vida.

Pero para adquirir ese papel activo, un padre necesita espacio para hacerse sentir. Necesita cierta libertad en el tiempo que comparte con sus hijos, para ofrecerles un ejemplo de vida y brindarles la alegría de recuerdos y experiencias. Un padre puede mucho, pero hay que permitírselo.

Muchos padres y esposos sienten responsabilidad por ser los principales proveedores de la casa. A veces esto significa enfocarse cien por ciento del tiempo en traer el pan a la mesa. En muchos casos, la presión social de que cumplan ese rol asignado por la sociedad es suficiente para quebrar la relación de pareja y hasta ahí también llega tristemente su papel de papá. Algunas veces, hay padres que sueñan en silencio con un poquito más de tiempo para disfrutar con sus hijos.

Ser padre es más que un título

Ser padre es más que un título

 

Hoy en día escuchamos de la sociedad un llamado a equiparar la carga que llevamos las mujeres. Algunas madres trabajan tanto dentro como fuera de la casa, y la carga que llevan no parece ecuánime.

¿Será que los hombres también se sienten inconformes con ese rol que la sociedad les ha designado? ¿Cómo funciona cuando los padres y madres comparten la carga tanto dentro como fuera de la casa?

Hay padres que trasnochan con sus hijos cuando están enfermos. Otros que semanalmente se encargan de buscarlos de clases extracurriculares o fiestas de cumpleaños, incluso cuando esto conlleva salir directo del trabajo a enfrentar el tranque. Algunos papás asumen la labor de la cocina, otros ayudan a estudiar. Hay padres que llevan adelante la crianza de sus hijos solos, que también tienen una carga de trabajo dentro y fuera de la casa. No podemos ignorar a estos padres, y a ellos debemos regalarles algo muy especial en este día.

¿Qué podrían pedir los papás en su día? Tal vez desean que los dejemos ser padres a su manera. Que pongamos de lado esa mentalidad de que los hombres no pueden o no quieren. Que dejemos de decir que les tocó el papel de “nanas” cada vez que se llevan los niños a pasear. Sabemos que, con su ejemplo, pueden moldear los valores de la nueva generación: el respeto, el compromiso, el trabajo digno e incansable, la honestidad. Son todas cualidades que muchos hemos aprendido de nuestros propios papás.

La crianza de los hijos puede (y debe) ser un trabajo en equipo cuando se maneja en forma responsable. Incluso si están separados, papá y mamá pueden cubrirse y apoyarse. Cuando un hijo o hija sufre un desamor, no debería temer conversarlo con su padre, quien pudiera darle consejos oportunos independientemente de género o temática. Cuando hay que ayudar con matemáticas o ciencia, ahí puede estar la madre dispuesta.

Cuando un padre lleva una relación de respeto con su madre ya sea dentro o fuera del vínculo de pareja, son ejemplo de consideración y de caballerosidad.

Esa caballerosidad que no consiste en abrir puertas o pagar la cuenta. Qué tranquilidad tener una madre que pueda hacerlo, pero que no ataca o critica. Qué tranquilidad para aquel padre que decide y puede quedarse en casa con sus hijos sin que los vecinos piensen u opinen.

Qué tranquilidad vivir en una sociedad donde no se impongan etiquetas o nombres que en nada aportan al bienestar de la familia en su definición más amplia. Ser padre es más que “pasar la quincena”. Es más que ser el fuerte. Un padre puede llorar al ver a su pequeña hacer su primer gol o al sentir orgullo de ver a su hijo cantar con perfecta entonación cuando se levanta el telón.

Un regalo para ese padre es el espacio para compartir esos momentos con sus hijos sin las directrices de horario o de dinámica de la madre. El regalo para papá es que se ponga cualquier camisa para ir, que vaya en chancletas si quiere, pero que esté ahí. El regalo para el padre es que si quiere llevarse a los hijos a una cena de “No me olvides” y soda, lo haga sin que nadie lo critique o lo instruya.

Un regalo para papá es dejarlo dar un biberón, en vez de reclamarle siempre que cambia el pañal. Cederle el honor del primer baño, darle la confianza de llevar al bebé a su primera cita médica. A veces las madres no lo pedimos, por eso los padres no lo hacen, y muchos lo extrañan.

Un regalo para papá es dejarlo un domingo en casa sin nada que hacer. Todos en cama viendo caricaturas o deportes, todos en pijama con papá. Sin reglas ni juicios. El mejor regalo para él en su día es dejarlo ser papá a su manera.