Un diagnóstico de cáncer desbarata la vida de una persona como la conocía hasta ese momento, y pasado el shock inicial, su atención se dirige más que nada en luchar y sobrevivir. En esos momentos, y durante la duración de este episodio, puede ser que en lo que menos piense sea en sexo.

“La sexualidad humana constituye el vínculo más profundo entre los seres humanos y de su realización efectiva depende el bienestar de las personas, la pareja, la familia y la sociedad”, explica Lina Willman, psicóloga clínica y terapeuta holística con un máster en salud sexual.

Aunque este aspecto ha sido poco estudiado y abordado en la vida del paciente con cáncer, es previsible que se pierda el interés durante el tratamiento, al menos por algún tiempo.

‘Él respetó mi espacio y Retomar la intimidad me tomó un año. Fue cuando terminé la radioterapia y me había comenzado a crecer de nuevo el cabello’

Dependiendo del diagnóstico, el lugar donde esté la enfermedad y el curso de acción a seguir, la mujer puede sentir vergüenza por sus cicatrices o pensar que se ve poco atractiva. Algunos tratamientos alteran los niveles hormonales, lo que también influye, al igual que efectos secundarios como náuseas y fatiga. No es menos importante el impacto emocional.

“Ansiedad, depresión, angustia, irritabilidad, baja autoestima, ideas de muerte, alteraciones de la imagen corporal, miedo al rechazo o al fracaso, etc., son todas emociones que pueden manifestarse en uno u otro momento”, detalla Willman.

Esto es más latente cuando se trata de un cáncer en las zonas femeninas de la mujer. “Me sentía fea y no me daban muchas ganas de estar con él”, relata Marian*, una sobreviviente de cáncer de seno. Sin embargo, manifiesta que la experiencia la unió a su esposo como pareja.

“Todo el tiempo me hablaba con cariño y me decía que estaba linda. Cuando se me cayó el cabello, yo no dejaba que me viera sin mi sombrerito y dormía con uno de tela. Pero cuando me empezó a crecer el pelo, una noche me lo quitó y me dijo ‘ya, quítate eso, que eres linda igual”.

Por eso es necesario entender que nuestra sexualidad es mucho más que el coito, es algo más amplio y enriquecedor, afirma Lina Willman. “La necesidad del contacto físico, el tocarse, abrazarse, palparse, y la respuesta tierna ante estos actos es mayor y más intensa que la necesidad sexual”.

“Hay que ser realistas, nadie necesita sentir que su pareja se distancia cuando más lo necesita”, aporta Aby*, otra sobreviviente.

“Los senos son un símbolo de femineidad y un punto importante en las relaciones íntimas de una pareja. Muchísimas veces son el foco de la lujuria de los hombres y herramienta de conquista para las mujeres. ¿Cómo se siente entonces una mujer a quien le han extirpado uno o dos senos? ¿Fea, insegura, incompleta, incapaz de dar placer? Y si a eso le sumas que es muy posible que se quede calva, o que sufra quemaduras por la radiación, o que sencillamente se sienta mal, ¿cómo se enfrentan estas dificultades? Igual como se mantiene sólida una relación sentimental: con honestidad y trabajo”.

“Cuando te ves en el espejo es bien complicado”, admite Ana Laura* al recordar su experiencia batallando con el cáncer de seno. “A pesar de no tener una mastectomía, yo me veía marcada. Fue un proceso poder aceptarme. Fui afortunada en que, en todas las etapas, mi esposo trató de hacerme sentir hermosa. Yo le decía ‘¿Cómo me dices que estoy hermosa, si estoy gorda, rellena de cortisona, hinchada?’, y me contestaba ‘esto va a pasar’. Retomar la intimidad me tomó un año. Fue cuando terminé la radioterapia, en que me había comenzado a crecer el cabello y me veía nuevamente en el espejo como yo. Durante el tratamiento no tenía cejas ni pestañas. Se te manchan las uñas, te dan calambres, la piel se te pone flácida. No te sientes bonita, ni atractiva. ¿Qué ganas vas a tener?”.

“Pero no se trata de él. Se trata de ti”, continúa Ana Laura. “Eres tú la que está sobreviviendo, eres tú la que está lidiando con ese peso, eres tú la que se está aceptando, y hay que ser egoísta. Sí, tienes que cuidarlo a él, pero en este momento se trata de ti”.

Lo positivo es que muchas veces la pareja se fortalece. “Él hizo valer la promesa de en la salud y en la enfermedad. No había nadie que me confortara más. Yo necesitaba que estuviese a mi lado, darnos cariño, agarrarnos las manos. Él me tocaba la cabeza, y me decía ‘¡te está saliendo pelo!”, evoca Ana Laura. “Había ese contacto, sin que hubiese una relación sexual. Le daba miedo, porque sentía que yo estaba frágil y temía lastimarme. También uno se siente mal tantas veces, que es difícil buscar el timing correcto”.

Por supuesto, todo lo que se haga durante este periodo debe ser avalado por el médico. “Siempre es necesario preguntar si el sexo puede constituir un problema durante o después del tratamiento”, elabora Lina Willman.

“Durante la quimioterapia, una persona con un catéter a veces se preocupa de que la actividad sexual pueda dañarlo. Mientras tenga cuidado, no debería haber ningún problema”.

Otra consideración es que el sistema inmune se encuentra comprometido en estos momentos. “Puede que tenga más propensión a contraer infecciones”, detalla la experta. “Pero la mayoría de los médicos opinan que, si se siente lo suficientemente bien como para salir en público, también lo está para la actividad sexual”.

Llegado el momento de reanudar la actividad sexual, porque ambos están listos, se deben crear las condiciones apropiadas. “Pueden acordar tener una semana inicial sin penetración, con caricias, masajes, bañarse juntos, dormir desnudos, juego de roles, hacerse masajes, y tocar mucho la piel del otro, sin centrarse en el resultado”, detalla Willman.

“Ir variando con nuevas conductas para ir acercándose a la excitabilidad con mayor profundidad”, recomienda la psicóloga en el camino de regreso a la nueva normalidad.

Escribanse una nota 

Sobrevivir el cáncer – emocionalmente- es un trabajo de pareja, cuenta Aby, quien enfrentó la enfermedad hace una década. A continuación comparte sus sugerencias:

– Si es el caso, la mujer debe asegurarle a su marido que lo desea físicamente y que no se va a romper si él la toca. El proceso será lento, pero ella debe guiarlo para que deje a un lado sus aprensiones. Durante el tratamiento, una de las cosas más importantes es la comunicación.

– Hablar, hablar, hablar. Si se les hace difícil porque ambos están hipersensibles y no pueden terminar una frase sin llorar, escríbanse notas. Notas sinceras y abiertas en las que compartan lo que sienten o necesitan. Notas escritas en un momento de calma y claridad mental, que aunque a veces escasea, siempre llega.

– Por último, si lo requieren, busquen ayuda profesional. No vale la pena entregarle al cáncer el amor de su vida.