Cuando en un hogar nace un miembro con discapacidad hay un primer impacto. La familia no está preparada. Hay quienes lo asumen con coraje; otros se atemorizan.
Nacer con una condición particular es un desafío, comenzando por la familia. Hay quienes por un accidente o enfermedad adquieren una discapacidad.
No excluye a nadie por su color, raza, cultura, ideología, sexo, edad o clase social. La mayoría de las veces llega sin avisar.
En pleno siglo XXI aún no existe una accesibilidad cultural, física y mucho menos digital. Antes las personas con discapacidad ni siquiera tenían derecho a nacer.
Ahora existen espacios, foros, reportajes, campañas, capacitaciones y docencias que visibiliza este tema. Pero no es suficiente, porque mientras existan mitos y una mentalidad cerrada difícilmente se avanzará.
Tenemos que seguir, todavía hay mucho desconocimiento. Para el que no tiene una condición, o no conoce a alguien con una, esto es como si se le hablara en otro idioma.
La discapacidad es un tema de todos
Existen varios tipos de condiciones como son la discapacidad visual, auditiva, intelectual, mental, física y visceral. Cada una tiene sus propios retos, desafíos y también fortalezas que permiten a quien vive con ella destacarse en las artes, los deportes, la educación, lo laboral y social.
La discapacidad es un tema de todos. Los principales actores son, primero, la familia. Es allí donde comienza la tan mencionada inclusión. No se puede exigir afuera lo que no se recibe adentro, en ocasiones la sobreprotección puede opacar los sueños de una persona.
Continúa, los centros educativos, que tienen el reto de seguir innovando para que los estudiantes con discapacidad obtengan una educación en igualdad de oportunidades, con adecuaciones curriculares y un entorno accesible.
Las empresas privadas deben romper los paradigmas y el desconocimiento; abrir sus puertas para así insertar a los profesionales con discapacidad, ofrecérles una oportunidad para que logren desempeñarse y mostrar sus habilidades.
Es vital que quienes son artistas y atletas cuenten con el respaldo de las empresas privadas, instituciones gubernamentales y la sociedad en general, para continuar destacándose.
Las personas que presentan una condición no deben ser vistas solo por utilizar su bastón, prótesis, silla de ruedas, andadera, muletas, audífonos, cualquier ayuda técnica o característica física sino por sus capacidades y por todo lo que pueden aportar a la sociedad y al país.
Esto es posible si las organizaciones, familias, sociedad civil, gobierno y las propias personas con discapacidad ponen en marcha un plan de acción acompañado de compromiso, voluntad y pasión por querer impulsar este barco hacia adelante.
El 3 de diciembre es una conmemoración que no debe perder vigencia. Su compromiso con los derechos de las personas con discapacidad se debe renovar todos los días del año.