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Aunque el cerebro de un niño está lejos de su estómago, existe una conexión primaria que los une y repercute en el funcionamiento de estos dos órganos. Específicamente el intestino, que hace parte del eje intestino-cerebro, un pilar principal que marcará muchas de las funciones del niño dado que el cerebro y el aparato digestivo están conectados por una red neuronal que cumple funciones claves para el desarrollo integral.
El alimento lácteo NAN® SUPREME 3 decidió realizar un sondeo digital a través de prensa.com, ellas.pa y las cuentas de Instagram de @prensacom y @revistaellas para descubrir cuántos de nuestros lectores y seguidores conocían esta relación. Estos fueron los resultados:
La importancia del eje intestino-cerebro en los niños en crecimiento y cómo la microbiota intestinal influye en esta conexión
Como adultos, podemos comprobar de manera sencilla la relación que existe entre el cerebro y el intestino, porque cuando vivimos un momento de tensión, ansiedad o recibimos una información difícil de procesar mentalmente, sentimos un hormigueo en el estómago, o un sinsabor propiamente. Esto implica que nuestro cerebro está tratando de asimilar algo por un momento de estrés, y el estómago e intestino hacen eco de esa sensación.
Esta relación intestino-cerebro es parte del funcionamiento normal del organismo desde etapas tempranas de la vida. En ese eje o interacción participa la alimentación adecuada y durante la infancia, el establecimiento de la microbiota intestinal. Por ese motivo, una alimentación adecuada con todos los componentes esenciales que facilite la modulación y el establecimiento de la microbiota, favorecerá el adecuado desarrollo cerebral, inmune y metabólico.
Estos dos órganos, cerebro e intestino, están unidos por una red neuronal, una superautopista que comparte información: lo que ocurre en uno de los dos puntos que unen este eje se refleja en el otro, y a su vez, interviene en la infinidad de conexiones existentes entre ellos. Por este motivo al sistema nervioso entérico (el sistema encargado de las funciones neurales de todas las partes del aparato digestivo) se le denomina el segundo cerebro al mando de nuestro cuerpo, contiene millones de neuronas y células nerviosas y aunque mantiene una interacción constante con el cerebro, es capaz de desarrollar acciones específicas independientemente de éste.
Todo esto ocurre por medio de muchos ayudantes o conectores como lo son: neuronas, hormonas y neurotransmisores químicos, quienes permiten que el cerebro también intervenga en el comportamiento de nuestro intestino y sus funciones. Y es en este proceso neuroquímico que participa activamente la microbiota intestinal, el “nuevo jugador” del sistema digestivo.
La importancia del eje intestino-cerebro en los niños en crecimiento y cómo la microbiota intestinal influye en esta conexión
La microbiota intestinal es un mundo microscópico viviente que se encuentra en nuestro intestino, cuya composición y complejidad funcional apenas estamos comenzando a comprender, pero que cada día, gracias a una enorme cantidad de estudios e investigaciones novedosas constantemente publicados en la literatura científica actualizada, permite identificar los mecanismos y explicar las reacciones corporales incluso en órganos distantes del intestino.
Esta comunidad llamada microbiota compuesta de billones de bacterias realiza tareas clave: ayuda a regular el suministro de energía de nuestro cuerpo y a protegernos de virus y bacterias que causan enfermedades. Es oportuno saber que el desarrollo de este nuevo órgano denominado microbiota comienza a establecerse tras el nacimiento del bebé, pues en los recién nacidos aún no está presente. En consecuencia, su composición será influenciada por las condiciones de nacimiento, el tipo de alimentación, especialmente el consumo de leche materna y otros factores ambientales como la ingesta de antibióticos y otros fármacos, la higiene, el contacto con familiares y mascotas, etc.
La forma como se establezca progresiva y secuencialmente la microbiota intestinal desde el nacimiento del niño influirá en la forma como las células inmunes (entre 70 y 80% de las células inmunes del cuerpo están localizadas en el tracto digestivo) y los más de 100 millones de neuronas presentes en el sistema nervioso entérico interactúen entre sí, en forma armónica y balanceada, permitiendo que el desarrollo cognitivo y la función intestinal vayan acorde a la edad y crecimiento de los niños o bien ocurra un desequilibrio: “disbiosis”, que supone la aparición de desenlaces negativos para la salud del niño: alteraciones inmunes, metabólicas y neurológicas.
Más complejo de comprender son las evidencias que indican que la microbiota, el grosor de la capa mucosa del intestino donde habitan esos microbios y la periodicidad con que ingerimos los alimentos afectan el comportamiento y la forma como percibimos el entorno, el estado de ánimo y la memoria.
Así, la microbiota actúa y señaliza en nuestro organismo más allá del intestino: pocos sabíamos que su función también repercute en el cerebro. Es interesante conocer que más del 90% de las células productoras de serotonina (un neurotransmisor crucial para mantener el estado anímico y emocional) están ubicadas en el tracto digestivo, justo en el área donde residen las bacterias que forman parte de la microbiota, una de cuyas acciones más importantes es la producción de neurotransmisores a partir de los componentes de la dieta.
Es por esto que la alimentación de un niño en crecimiento es tan importante y marcará un camino más fácil o desigual a nivel de conexiones neuronales, del sistema digestivo y de su respuesta inmunitaria.
Descubre cómo el alimento lácteo NAN®️ SUPREME 3 ayuda a potenciar el desarrollo inmune, cognitivo y metabólico de los niños en crecimiento en los próximos contenidos que publicaremos en las próximas semanas.
AVISO IMPORTANTE: LA LECHE MATERNA ES EL MEJOR ALIMENTO PARA EL LACTANTE. Este producto no debe ser utilizado para la alimentación del lactante. Alimento lácteo NAN® SUPREME 3 consumir a partir de los 24 meses. Marcas registradas usadas bajo licencia de su titular Société des Produits Nestlé S.A., Case Postale 353, 1800 Vevey, Suiza.
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