Estamos a contados días de recibir el próximo año. Todos corren a proponerse metas.  Encuentro en algunas listas hasta veinte metas divididas en diferentes categorías. Al verlas, sé que la mayoría se quedarán en el tintero.

Voy a decirte por qué. Tony Robbins dice que la gente sobreestima lo que puede hacer en un año pero subestima lo que puede lograr en cinco.  Con esto quiero decir: depura tu lista. Ten máximo tres metas importantes para este año. Enfócate en ellas con toda tu fuerza e intención. Deja algunas para mediano plazo. No en vano estamos entrando, no solo en un nuevo año, sino también en otra década.

La creatividad necesita espacio. En una mente abrumada no surgen ideas innovadoras. No te lo tomes como una competencia de velocidad, sino de resistencia. Además, está comprobado que cuando intentas meter demasiados cambios a la vez, tu inconsciente/ego entra en tal nivel de resistencia, que es probable que llegue mayo y todavía estés con la lista bajo el brazo, sin haber tomado mayor acción y sintiéndote agobiada.

Vamos a evitar eso hoy. Repasa los últimos 12 meses. Para programar tu año de la mejor manera, antes de mirar hacia adelante, mira hacia a atrás. Haz un recuento de dónde estabas en enero de este año. Rescata la información valiosa que te deja el 2019.

Es momento de celebrar tus logros para subir tu vibración y por ende tu motivación. Mira mes por mes lo que sí conseguiste, lo que alcanzaste, las lecciones que descubriste, el aprendizaje que adquiriste, las destrezas que desarrollaste, las personas y contactos que conociste, las oportunidades que se te presentaron. También analiza sin juicios lo que no salió como esperabas. Qué parte de eso fue responsabilidad tuya (solo puedes cambiar la parte que a ti te corresponde), qué habría salido mejor en caso de haber hecho algo diferente. Qué recursos necesitabas. Dónde y cómo podrás conseguirlos. Determina qué harás la próxima vez en una situación similar.

No se puede llorar sobre leche derramada pero si analizas la situación con objetividad, te darás cuenta de que hasta lo que no salió como querías tiene una enorme lección. Recuerda, muchas veces uno aprende más de sus errores que de sus aciertos.

Con esto ya te diste cuenta que gracias al 2019 hoy estás a las puertas del 2020 siendo más fuerte y más sabia.

DIVIDE Y VENCERÁS

Es bueno que dividas tus objetivos en áreas como profesionales, diversión, relaciones, crecimiento personal.

Busca cuales son tus metas más apalancables, eso quiere decir que al cumplirlas harán que otras se cumplan también de modo natural.

Por ejemplo: Si llevas a cabo una meta de desarrollo personal que te permitirá conocer nuevas personas de calidad, será una experiencia divertida y te ayudará a mejorar tu rendimiento profesional. Esa meta te hará crecer en otras áreas.

¿LO TIENES EN TU AGENDA?

Menos metas, más resultados

Menos metas, más resultados

Siempre le digo a las personas con las que trabajo que: “Lo que no está en tu agenda, ¡no existe!”. Si esa programación de tu año es solo una larga lista de metas, puede quedarse en eso por siempre. Si quieres que funcionen, tienes que ubicarlas en el tiempo antes de que llegue el próximo diciembre.

Si te das un año para cumplir una meta, te tomará un año conseguirla. Prográmate en trimestres. En la era de la gratificación instantánea, necesitamos ver logros a corto plazo para mantenernos enfocadas y entusiasmadas.

Te comparto que a mí me gusta imprimir las hojas de un calendario y pegarlas en la pared de modo que tengo el año completo frente a mí. Elijo mi meta principal de la manera más apalancable para cada trimestre. Para aquello que quiero que pase este año, ¿qué tendría que ocurrir en los tres primeros meses?

Una vez que tienes esas acciones puntuales y las pones en tu calendario, entonces puedes hacer los objetivos del mes para ellos. Todo lo que puedas dividir por metas trimestrales lo verás alcanzable y te darás el tiempo de integrarlo y estirar tu objetivo un poco más de manera que el proceso y la programación funcione para ti.

No es la cantidad de metas, es la calidad, su relación entre ellas y cómo programarlas en espacios de tiempo cortos, lo que te mantendrá enfocada y haciendo las acciones concretas para hacer constantemente.

Al dividir tus acciones en trimestres no desperdiciarás tiempo, evitarás quedarte en parálisis por análisis, avanzarás constantemente y podrás ver lo que funciona para mejorar o cambiarlo a tiempo y hacer una programación de 2020 que realmente funcione y te de resultados concretos.

Que esta nueva década te encuentre más dispuesta y con más herramientas para crecer. Mientras tanto, ¡Vamos por el 2020!