Isabella Chevasco y Teresa Varela son compañeras en el 11vo. grado del bachiller de humanidades de un exclusivo colegio de la capital. Estas dos niñas son las fundadoras de Pads por Panamá (@padsporpanama), una iniciativa que recolecta y entrega toallas sanitarias para otras niñas mucho menos privilegiadas, que viven en zonas alejadas y son de escasos recursos.
La iniciativa, que no solo intenta cubrir la necesidad básica de higiene menstrual que afecta a una parte importante de la población, también está tratando -desde lo que pueden- de hacer visible una problemática real y mundial de la que no se habla: muchas niñas en Panamá (y en el mundo) no tienen acceso a servicios ni métodos básicos de higiene menstrual, no tienen acceso ni a agua limpia y eso las pone en desventaja, porque faltan a la escuela para evitar la incomodidad, pero sobretodo el temor de que la ropa se les manche y se burlen de ellas. Durante su período, además, muchas usan trapos viejos, toallas, etc., con el riesgo de contraer infecciones.
Aunque Isabella y Teresa aún no cuentan con estadísticas ni estudios locales ni nacionales contundentes, no es muy difícil confirmar sus conclusiones. Viendo el trabajo de fundaciones como Banco de Alimentos se dieron cuenta que “si en Panamá hay personas que no tienen ni para comprar comida, es claro que esas personas no tienen ni para sus necesidades sanitarias básicas y de ahí nos cuestionamos: ¿qué están haciendo estas personas para poder resolver ese problema?”, explica Teresa.
Buscaron información, ejemplos de iniciativas similares en Panamá, pero no encontraron mucho más que menciones generales sobre pobreza. Nada remotamente cercano a salud sexual y reproductiva, ni a educación o políticas estatales ni nacionales de sanidad femenina. Parte de este problema se debe, intuye Isabella, “a los tabúes que existen sobre la menstruación y a la falta de interés e información en muchos sectores de la sociedad panameña”.
Pads por Panamá, una iniciativa rosa
La recolección de las compresas, que ha sido muy exitosa y se ha promovido “más que nada de boca en boca”, la hacen ellas mismas, junto con un grupo de amigos en distintas escuelas privadas de la capital y a través de donaciones privadas e individuales.
Gracias a una alianza con una fundación importante a nivel nacional, Pads por Panamá ha podido distribuir toallas sanitarias a niñas de comunidades como Nueva Jerusalém, en Arraiján, y a poblados remotos y de difícil acceso en Kankintú, en la comarca Ngäbe-Buglé.
Una mancha en la sociedad
Estudios realizados por diversas organizaciones sin fines de lucro revelan que, aproximadamente, 500 millones de mujeres y niñas en todo el planeta carecen de las instalaciones necesarias para controlar su higiene menstrual de manera digna, íntima y segura.
Pads por Panamá, una iniciativa rosa
En zonas remotas de América Latina, las niñas no cuentan con información pertinente sobre la menstruación, acceso al saneamiento adecuado (en la región aún 106 millones de personas no cuentan con un baño digno en casa, la mayoría en zonas rurales) o a productos de gestión menstrual.
Por ejemplo, en las áreas rurales de Colombia, el 34,8% de las niñas no saben nada sobre la menstruación antes de la menarquia (el primer sangrado), mientras que el 45% no sabe de dónde proviene el sangrado menstrual. En Honduras, el 55% de las niñas reportaron no sentirse cómodas con ir a la escuela durante su menstruación. Y en la zona rural de Bolivia, las condiciones de los baños en sus escuelas (limpieza, disponibilidad de jabón, compresas, basureros y privacidad) generan restricciones para las niñas, tanto en sus comportamientos como en su asistencia escolar.
Los estudios muestran también que las estudiantes encuestadas tenían miedo y vergüenza durante su ciclo menstrual debido a la falta de privacidad a la hora de manejar la menstruación; les preocupaba que sus compañeros y maestros supieran que están menstruando y tenían temor de ser expuestas por manchas de sangre y olor, lo que provoca las burlas de los compañeros de clase.
El embarazo, el ausentismo y la reducción de la participación escolar son parte de los muchos desafíos que enfrentan las estudiantes latinoamericanas. Y estos retos están ligados a “la falta de capacitación sobre el manejo de la higiene menstrual y el entendimiento biológico de la menstruación, instalaciones escolares inadecuadas y el acceso limitado a material absorbente (toallas sanitarias o similares)”, resume el informe.
Pads por Panamá, una iniciativa rosa
Cambian las reglas
“Invertir en una buena gestión de la higiene menstrual para permitir que las mujeres y las niñas alcancen su máximo potencial es una medida crítica para construir el capital humano de una nación a lo largo del tiempo”, manifiesta Jennifer Sara, directora de la Práctica Global de Agua, en la página web del Banco Mundial.
Isabella y Teresa, de Pads por Panamá, aún no se gradúan de la secundaria, pero ya planean “abrir espacios y conversaciones sobre la menstruación en las comunidades a donde llegamos y hacer más actividades con ellas, para que las niñas puedan verla sin pena ni estigmas y como algo natural en sus vidas”.
Una noble pero titánica tarea: niñas de Panamá impulsando y mejorando la calidad de vida de otras niñas del país. Es que si no lo hacen ellas, entonces ¿quién?.