En estos momentos cualquier situación que requiera de ser evaluada, no puede escapar del contexto que otorga la pandemia. El mundo lidia con una situación que sigue siendo difícil.
Algunos enfrentan un escenario de desempleo, empleo precario y pocas alternativas para experimentar. Ante semejantes circunstancias toca activar el modo de supervivencia y aplicar la inteligencia emocional en el trabajo y en los otros entornos.
Para enfrentar la pandemia los negocios debieron innovar tecnológicamente. Ahora se requieren nuevos esquemas de trabajo y otras habilidades. Esto hace que el mundo laboral sea más competitivo y un poco más diversificado.
Por ejemplo, ya no podemos dedicarnos únicamente al área que estudiamos. Es necesario identificar los cambios que ocurren en el mercado. Ver cómo podemos adaptarnos y así aprovechar otras oportunidades. Algunas, en escenarios inimaginables, pero no imposibles. Solo se requerirá de nuevas destrezas y de la voluntad de hacer las cosas de manera distinta. Se necesitará de elementos como los anteriores para atraer la atención del reclutador a la hora de seleccionar y contratar.
Tomando en cuenta las tantas experiencias que me han compartido y que yo misma he vivido, sospecho que estamos en la era de la reinvención, combinada con el desarrollo de las habilidades blandas. Es decir, lo que antes no era clave ahora será muy necesario.
También será valioso saber escuchar; saber mediar para evitar problemas; sugerir técnicas de trabajo de manera distinta, ofrecer diversidad de opciones; saber desaprender hábitos antiguos y poder generar resultados tangibles. Y a las empresas les tocará aprender a retener el talento.
Las circunstancias nos han llevado a ser fuertes y a saber valorar el tiempo por más mínimo que sea. Quienes ocupan un puesto de trabajo han cambiado, serán más críticos a la hora de tomar decisiones y valorarán otras opciones. Lo que antes podía ser importante ya no lo es.
Muchas han descubierto que pueden hacer más. El miedo a no tener herramientas para emprender ya no será ningún obstáculo. Ahora sabemos que como seres humanos, somos importantes. Entre tantos altibajos hemos ganado más amor propio.
Con amor propio uno se exige más como persona y como profesional. La entrega y dedicación al trabajo ya no es la misma. Se querrá demostrar competencia y conocimiento hasta en áreas que antes no se conocía, pero que se aprendieron por cuenta propia en el afán de mejorar.
En estos meses se ha ganado experiencia y voluntad para ser mejores. Para algunos, este puede ser el momento de evaluar bien si desean empezar en otro lugar o mantenerse donde están, apreciando lo que les ha dado abrigo hasta este momento. Dando gracias al creador o con el anhelo de tocar el cielo ¿por qué no? Cuando de aspiraciones se trata, si hay voluntad se puede lograr.
Seguiremos en otra vuelta,