La irrupción de la tecnología ha cambiado la forma en que vivimos, nos comunicamos y también la forma en que, como padres y madres, criamos y educamos a nuestros hijos. Con la tecnología nos toca “construir el avión mientras aprendemos a volarlo”, como me dijo una mamá de dos adolescentes. Cuánta verdad en esa frase, ¿no creen?
Y es que formamos parte de la generación de padres de chicos que aún asisten a la escuela, que no crecimos en el mundo digital, no tenemos ese marco de referencia para educar a nuestros hijos adolescentes en el uso de la tecnología, y estamos aprendiendo a medida que vamos andando en ese camino.
Sin embargo, el hecho de que no tengamos ese marco referencial no quiere decir que no podamos lograr educar a nuestros hijos en el ámbito digital.
Porque las redes sociales, los challenges y los juegos como Fortnite, que están de moda, no vienen con un manual de uso para los padres, y si acaso nos llegamos a enterar de su existencia, no es precisamente por nuestros hijos.
Pero no hay que alarmarse. Sí se puede. En la charla-taller de paternidad digital que dicto con Fundación Vida Segura “#GeneracionDigital: Peligros en internet que nos han cambiado la vida para siempre”, doy consejos a los padres y madres para enseñar a crear hábitos saludables y seguros en sus hijos adolescentes. Aquí les comparto algunos de esos consejos:
Enséñales a dejar una huella digital positiva. Debes saber que existen conductas que exponen a los adolescentes a situaciones que podrían salirse de control. Una de estas prácticas es el sexting, también conocida como la pornografía del siglo XXI, y se corresponde con el contenido generado por una foto selfi en posiciones eróticas, de desnudos o sexuales, y que se suelen intercambiar entre los adolescentes a través de apps de mensajería de texto como Whatsapp.
Todo el contenido que se sube a la internet se queda allí; es muy difícil borrar completamente una foto. Se pierde control, total y absoluto, situación que hace que se vaya dejando un rastro negativo propio, que daña la reputación de quien la compartió. El sexting en adolescentes puede derivar en otras situaciones que tampoco podemos controlar, como el cyberbullying, el chantaje o la extorsión, caer en redes de pornografía infantil, perder privacidad, o que personas desconocidas los contacten con malas intenciones. De ahí la importancia de generar espacios de reflexión en familia sobre lo que se publica, sobre la seguridad, a pensar y ser autocríticos con su imagen para no depender de los likes.
Mantenerse actualizados. Las plataformas digitales cambian constantemente: lo que hoy es viral, mañana es reemplazado por otra aplicación, otro juego u otra red social. Es muy difícil conocer las funcionalidades de todo el consumo digital que tienen los adolescentes, y muchas veces eso nos abruma. Los adolescentes quieren que se les tome en cuenta. Pregúntale a tus hijos qué juegos usan, cuáles son sus redes sociales favoritas y por qué lo son. Si están usando un término que está de moda, que te enseñen de qué se trata. Puedes pedirles ayuda para te enseñen a crear una cuenta en su red social favorita o que te enseñen a jugar Fortnite, el juego que sigue siendo el del momento. Estas ideas son una excelente manera de entender mejor cómo funciona lo que a ellos les gusta. Puedes apoyarlos a usar la configuración de privacidad y a restringir la información que comparte para que solo sea visible por sus amigos. Invítalos a aceptar únicamente amigos que conozcan en el mundo real. No todo el mundo tiene buenas intenciones, ni en la vida real ni en la digital.
Evitar el uso abusivo de las pantallas (celular, TV, computadora, tableta). Los adolescentes se pasan el día entero en Instagram o Whatsapp; no saben cuándo parar de jugar Fortnite; pueden durar horas y horas viendo a sus youtubers favoritos; cuando se van a dormir esconden el celular debajo de la almohada… Debemos ser conscientes de que la vida de los adolescentes incluye la tecnología, nos guste o no, y no es cuestión de prohibirles su uso, sino más bien de enseñarles autocontrol y a emplear bien el tiempo que pasan conectados.
Lo que nos queda es inculcar hábitos tecnológicos saludables, educar en valores y fomentar el respeto por ellos mismos y por los demás.
Mi mensaje final es que sí se puede disfrutar de la tecnología en familia como parte de la educación de los hijos, y la seguridad digital juega un rol importante.