A casi dos años del inicio de la pandemia, no es ningún secreto que nuestras vidas se han visto afectadas por las necesarias medidas de contención y prevención de contagios. Lo que quizá ha sido un poco más difícil de percibir es el alcance y la profundidad de las afectaciones que estas medidas han tenido en los niños y niñas; sus vidas viéndose absolutamente trastornadas.
Entre la escolarización a distancia, la cancelación de actividades extracurriculares y de los encuentros para jugar en parques o casas de los amigos, sus rutinas se vieron afectadas. También dejaron de asistir a sus controles de salud rutinarios y de recibir las vacunas que los protegen de enfermedades inmunoprevenibles, causando un potencial resurgimiento de ciertas enfermedades hasta el momento controladas por dicha vacunación.
Cuando finalmente se retomaron las visitas a los pediatras, empezamos a ver en la consulta tres grandes grupos de patologías que nos preocuparon:
Muchos consideramos que estas afectaciones surgieron como efecto de la disrupción de las rutinas, las cuarentenas prolongadas y la falta de interacción de los niños y niñas con sus pares.
Estoy convencida que, aún sin dejar de lado todas las medidas de prevención contra contagios, la vacunación es la única herramienta que nos puede ayudar a que retomemos con tranquilidad la vida a la que estábamos acostumbrados y a que poco a poco las niñas y niños recuperen sus rutinas.
Vacuna pediátrica
Sabiendo que hay muchos padres con dudas respecto a la seguridad y eficacia de la vacuna contra Covid-19 en niñas y niños, quiero compartirles una breve cronología de los hechos y asegurarles que los ensayos para la vacuna pediátrica han sido tan o más rigurosos que los de población adulta.
En mayo de 2021, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos había autorizado el uso de emergencia de la vacuna ARNm de Pfizer-BioNTech para adolescentes de 12 a 15 años. Anteriormente, esta vacuna estaba autorizada para uso en mayores de 16 años.
¿Podemos confiar en las vacunas contra Covid en niños y niñas?
Un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, publicado en octubre de 2021, mostró que los jóvenes de 12 a 18 años que habían recibido dos dosis de la vacuna Pfizer tenían un 93% menos de probabilidades de ser hospitalizados por Covid que los que no estaban vacunados. La mayoría de los participantes en este estudio tenían al menos una condición médica subyacente que los ponía en mayor riesgo de enfermedad grave [AN1].
Hasta la fecha, las hospitalizaciones relacionadas con Covid en niñas, niños y adolescentes todavía son relativamente raras.
El 29 de octubre de 2021, la FDA autorizó el uso de la vacuna Pfizer-BioNTech en niños y niñas entre 5 y 11 años. El 2 de noviembre de 2021, el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización (ACIP) de los CDC de EEUU respaldó, por votación unánime, la recomendación que las niñas y niños de 5 a 11 años se inmunicen con la vacuna pediátrica de PfizerBioNTech. Al igual que los jóvenes mayores y adultos, los niños y niñas de 5 a 11 años necesitarían dos dosis de esta vacuna, con un intervalo de tres semanas entre ellas, pero recibirían una dosis de 10 microgramos, más baja que la de 30 microgramos que reciben las personas de 12 años o más.
Los datos de eficacia que respaldan esta autorización de la FDA se basan en un estudio aleatorizado controlado con placebo en curso, que incluye aproximadamente a 4 mil 700 niños de 5 a 11 años y que se está llevando a cabo en Estados Unidos, Finlandia, Polonia y España.
Se compararon las infecciones por Covid en los grupos de vacuna y placebo, encontrándose que la vacuna Pfizer es 90,7% efectiva para proteger contra la enfermedad, en comparación con el placebo. No hubo casos de Covid grave o síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C) en ninguno de los grupos durante el estudio.
Los datos de seguridad disponibles que respaldan la autorización de la FDA incluyen a más de 4 mil 600 participantes (3 mil 100 vacunas, 1 mil 538 placebo) de 5 a 11 años que forman parte del estudio en curso.
Efectos secundarios
En este ensayo, se realizó un seguimiento de la seguridad de un total de 1 mil 444 receptores de la vacuna durante al menos dos meses después de la segunda dosis.
Los efectos secundarios comúnmente notificados en el ensayo clínico incluyeron: dolor en el lugar de la inyección (dolor en el brazo), enrojecimiento e hinchazón, fatiga, dolor de cabeza, dolor muscular y/o articular, escalofríos, fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, náuseas y disminución del apetito.
Más niños y niñas informaron efectos secundarios después de la segunda dosis que después de la primera dosis. Los efectos secundarios fueron generalmente de gravedad leve a moderada, ocurrieron dentro de los dos días posteriores a la vacunación y la mayoría desaparecieron en uno o dos días. No se detectaron casos de inflamación del corazón (miocarditis o pericarditis) entre las niñas y niños inscritos en los ensayos clínicos iniciales de la vacuna.
Al tomar la decisión, la FDA realizó una evaluación de riesgo-beneficio, utilizando modelos para predecir cuántos casos sintomáticos de Covid, hospitalizaciones, admisiones en unidades de cuidados intensivos y muertes evitaría la vacuna para niñas y niños de 5 a 11 años versus el número de casos potenciales de miocarditis, hospitalizaciones, ingresos a UCI y muertes que la vacuna podría causar. El modelo de la FDA predice que, en general, los beneficios de la vacuna superarían sus riesgos en niños y niñas de 5 a 11 años.
Igualmente, Pfizer, la FDA y los CDC de Estados Unidos cuentan con varios sistemas para monitorear continuamente la seguridad de la vacuna y permitir la detección e investigación rápida de posibles problemas de seguridad.
Además de proteger a los niños y niñas contra la enfermedad sintomática o las posibles complicaciones de esta enfermedad, otra razón para recomendar la vacunación de los niños es proteger a toda la comunidad, puesto que, cuanto mayor sea el número de personas que se infectan, más probabilidades hay de que el virus mute y dé lugar a nuevas variantes que podrían resultar más contagiosas, peligrosas o más difíciles de controlar con las vacunas actuales. Por último, con la vacunación de las niñas y niños se favorecerá que estos puedan reanudar con relativa normalidad sus actividades escolares, deportivas y sociales, con el importante efecto positivo que estas tienen para su salud física y mental.
Para mí, como madre de una pequeña hija y pronto de un nuevo bebé, la prioridad número uno siempre será hacer lo que esté en mis manos para garantizar su protección. Como pediatra, entiendo que esta es también la prioridad de los papás de mis pacientes, por lo que es mi misión el aplicar mi conocimiento de la medicina y los últimos avances científicos al recomendar tratamientos y acciones preventivas para asegurar la salud y el bienestar de mis pequeños pacientes.
Entre estas destaca la vacunación, herramienta que por décadas ha demostrado, a través de procesos rigurosos de investigación, su efectividad para la prevención y control de enfermedades potencialmente graves.