Estaba atravesando por un divorcio muy difícil, donde no se veía la luz al final del túnel. Mi mundo entero se vino abajo, mis amigas se alejaron de mí y la estaba pasando muy mal.

Una noche recibí un mensaje por Facebook. Alguien a quien apenas conocía me estaba invitando a salir. Mi primera reacción fue rechazarlo por completo. No tenía cabeza para una cita, mucho menos para una nueva relación.

Después de un par de semanas de insistencia, accedí a una cita con él. La química fue instantánea. Después de tantos años de abuso, sentir otra vez fue emocionante. No lo niego, fue muy difícil al principio, porque al aún estar en proceso de divorcio, mis hijos estaban dolidos y no muy de acuerdo. Por su parte, mi familia decía que era muy pronto. Solo una amiga, al verme tan feliz, me dio su apoyo absoluto.

Este hombre que prácticamente salió de la nada, se convirtió en mi defensor número uno, mi roca y mi ángel guardián; verdaderamente, una persona incondicional.

Mi divorcio, después de un año de batallas legales, finalizó. Nunca imaginé que después de todo lo que sufrí, el amor llegaría de esa manera, de forma tan genuina y contundente.

Hace dos años nos casamos y sí, yo creo en el amor recíproco. Yo creo que hay segundas y hasta terceras oportunidades. Pienso que todos merecemos ser felices y tener un compañero de vida, que no solo valga la pena, sino la gloria.

Debemos permitirnos la oportunidad de sentir otra vez, de abrirnos y darnos cuenta de que no todos quieren hacernos daño; que podemos otra vez depositar nuestra confianza y corazón en alguien más.

Todos merecemos tener un gran amor, nuestro mejor amigo y un cómplice en la misma persona. Yo encontré el mío y él me encontró a mí.