Solo alguien que ha llegado a su casa al final del día y prefiere quedarse un rato más en el carro, porque no sabe lo que le espera en casa, puede entender el valor de estar sola. Y en paz.
Mi divorcio llegó como la estocada final a un matrimonio que empezó mal y por años se puso peor. Por eso, más que una sentencia, fue una salvación.
A pesar de la mala experiencia, nunca me cerré a la posibilidad de, tal vez, rehacer mi vida con alguien más. Con el tiempo fui haciendo amigos y empecé a salir en citas.
Era divertido arreglarme nuevamente, para otra persona, pero la novedad poco a poco fue cediendo al fastidio. No había nadie que realmente me gustara.
Cuando mi ex marido se empató con su actual pareja, sentí la presión de yo también encontrar a ese alguien que viniera a completarme. No podía ser que él me hubiera ganado a la línea de esa meta. Mientras, mi vida profesional iba viento en popa y socialmente tenía una existencia completa y divertida. Pensaba, con cierto nivel de ansiedad, en lo único que me faltaba.
Pero a cada hombre con quien salía, le encontraba una falla: que si le falta ambición, si es medio feo, si es mujeriego, no tiene trabajo, me parece un poco aburrido o no tenemos química, por mencionar algunos de todos los peros.
Cuando di por terminada la primera –y única- relación que se perfilaba hacia algo serio, una amiga me preguntó qué fue lo que pasó. Y ahí, al ver que mi respuesta a esas cinco palabras eran solo excusas, me di de cuenta que la del problema era yo. Solo que, a decir verdad, no era un problema, sino mi nueva realidad.
Recuerdo cuando suspiraba por tener ese alguien a quien confiarle mis penas. Y ahora que lo tenía, me daba pereza hablarle.
Años de estar sola me enseñaron a valerme por mí misma, a confiar en mis instintos y el gran alcance de mis capacidades. De la mujer vulnerable de hace años, surgió una versión que no piensa cargar a nadie y no se le ocurre tolerar lo intolerable. A estas alturas del juego de la vida, uno lo que busca escompañía. ¿Pero qué hago si estoy feliz con la mía?
Mi plan después del divorcio era rehacer mi vida con alguien más. Solo que no pensaba que iba a estar feliz con yo llenar la vacante.