Mis pensamientos son como abejas y mi cerebro es la colmena de la que se derraman, como miel melosa, ideas que se pegan una sobre otra.
No siempre fue así, y me resigno a la conclusión de que la edad, la pandemia y el exceso de cosas pasando a nuestro alrededor han disminuido drásticamente mi capacidad de concentrarme en una cosa a la vez, sin distraerme.
Dicen por ahí que la meditación es genial para entrenar la mente. Según los señores de Google, con esta práctica enfocas tu atención y eliminas el flujo de pensamientos confusos que pueden estar llenando la mente y provocando estrés. ¡Yo tengo pensamientos confusos!
En cuanto al estrés, sé que a nadie le gusta, pero yo en particular lo aborrezco. Para que tengan una idea de cuánto, hubo una época en que iba a la oficina los domingos solo para adelantar cosas del lunes, y no exponerme al estrés típico del inicio de semana. Era como empezar la carrera antes de que suene el pito.
Bueno, volviendo a la meditación, me dije “Ok, vamos a probar”. Tenía ganas de vaciar mi mente como una jarra. Y empecé.
Puse “play” al audio que descargué en mi celular. “Cierra los ojos y ponte cómoda. Permite que toda tu atención se enfoque dentro de ti, dejando al mundo del exterior afuera”, decía la voz serena de una mujer a través de la bocina. “Oks, ¡estoy cómoda!”, contesté en mi cabeza.
“Imagina ahora que tienes un sol, seguido de muchos soles atrás de ese, en alto, esperando por ti”, siguió. Ahí surgió mi primer desvío. ¿El sol está arriba? ¿Enfrente? ¿De lado? ¿Los otros soles son más chicos, o son todos del mismo tamaño? Esto no tiene sentido… Hey, hey, hey, ¡espérame señora del audio! ¿Pongo pausa? ¿Hago rewind?
“Inhala de ahí una respiración profunda…”, proseguía. “Con cada exhalación, vas más y más adentro de ti, a un lugar de paz, a un lugar de serenidad…”. Y de nuevo, mi mente se montó en un vuelo expreso a otro lado. Lugar de serenidad… Lo que daría yo por irme de viaje… ¿Será que voy a poder ir a Petra? ¿Tal vez Marruecos? ¿Se necesitará vacuna para viajar? ¿En qué quedó ese tema? ¿Me van a obligar a ponérmela? El gobernador de Miami prohibió exigirlas. Hablando de Miami, ¿qué hay de la vida de mi amiga Ronit? ¿Será que le escribo para ver si me reparte unos libros allá? Por cierto, tengo que mandarle un email al Hombre de La Mancha a pedirle reporte de ventas. Ayala, y el evento que quiero hacer con lectoras en una cafetería quedó en el aire. Pero es que el programa de radio me tiene ocupada. ¿De qué tema lo hago la próxima semana?
Ok, ok, me obligo a regresar a mi meditación… La señora de la voz serena me está diciendo “Tú tienes todas las respuestas de tu vida…”, a lo que me dan ganas de responderle que cuando Yamileth me preguntó que qué hacemos hoy para la cena, le dije que no sé. ¡Qué respuestas voy a tener sobre la vida!
“Imagina estar en un lugar en la playa, donde tú estás sentada en la arena, tranquilamente disfrutando del mar y de su movimiento tranquilo…”. Pero si acá parece que va a llover… Y tengo que salir a hacer unos mandados. Mejor los dejo para mañana. Pero mañana me toca recoger los niños del carpool. Uy, tengo que parar en la gasolinera. Por cierto, el fresco de Cosa 4 nunca me pagó la llanta que flateó… ¡por segunda vez!
Y como ven, se fueron los 20 minutos de mi fallida meditación y así me doy de cuenta que mi mente anda desatada. Por eso, lo seguiré intentando.