Quiero contarles que yo, Sarita Esses, inventé la máquina de fax.
Un día, cuando era chiquita, mi papá estaba de viaje y le hice una tarjeta. Como no había manera de hacérsela llegar, le dije a mi mamá: “Deberían inventar una máquina que saque fotocopias a larga distancia”. Y me contestó: “Ya existe. Se llama fax”.
Así que alguien se me adelantó y desarrolló mi idea (antes de que a mí siquiera se me hubiera ocurrido), pero para efectos prácticos la gestora intelectual de ese artefacto fui yo.
Como ven, tengo buenas ideas y hace meses, antes de la pandemia, recogí en una columna otras más que se me habían ocurrido. Luego empezó la cuarentena y decidí posponer su publicación para la semana siguiente, luego para otra y otra, porque no tenía sentido hablar de estas cosas. Pero por los vientos que soplan, mis ideas no van a ser útiles por mucho tiempo más, así que se las comparto igual, antes de que se me olviden.
Comienzo con mi sugerencia para mejorar el tráfico hacia el interior en los feriados.
Este año, en Carnavales, me fui con mi familia a la playa. Culminado los festivos, mi hermana regresó el martes al mediodía para evitar el tráfico. Mi otra hermana madrugó el miércoles también por lo mismo. Y yo me fui el miércoles en la tarde. Bueno, ninguna de nosotras encontró tráfico. No obstante, la gente que salió el miércoles en la noche (cuando menos carros uno pensaría que iban a haber), se toparon con un espanto de tranque.
Entonces, me puse a pensar que todo el mundo hace planes para evitar el tráfico, pero a veces todos piensan lo mismo, y pasa lo que les pasó al grupo del miércoles en la noche.
Así que mi propuesta era hacer una tabla sugerida, pero opcional, según la terminación de las placas, para que los carros migren hacia el interior en fines de semana largos. Digo, esa era mi idea. Mi hijo opinó que apesta, pero a mí me parecía buena.
Mi otra recomendación va a beneficiar nuestro medio ambiente y hacer más fluido el proceso electoral. Cuando culmina la votación, se deben quemar todas las papeletas que sobraron antes de iniciar el escrutinio. Yo fui miembro de mesa en los elecciones pasadas y esa parte es un fastidio. Son las 5:00 p.m., uno está ahí desde las 7:00 a.m. y falta la mitad de la jornada -la más compleja.
Entonces, imagínense todos los vocales de tooodas las mesas, apretujados en una esquina del patio del centro de votación, tratando de prender un fuego, en modo Survivor, y viendo cómo hacen para tirar sus papeletas.
La idea que se me ocurrió es tan sencilla, que hasta yo me admiro: en vez de quemar papeletas, y dañar más la capa de ozono, las tiramos en una piscina inflable llena de agua y un poquito de clorox.
Tribunal Electoral, tomen nota. En serio mi idea es buena.