Dedico estas líneas a los jóvenes estudiantes, alentándolos a cultivar un pensamiento crítico en todas sus acciones. Aunque no soy psicóloga ni socióloga, observo con atención tanto las situaciones individuales como las globales que nos rodean. Siempre es importante cultivar un espíritu crítico que pueda observar y contribuir. No deberían quedarse con las ganas de expresar sus opiniones, ya que el silencio puede llevar a un adormecimiento generalizado, lo que luego podría reflejarse en la incapacidad de enfrentar situaciones desfavorables, incluso en el ámbito laboral. Los padres tenemos la responsabilidad de fomentar el pensamiento crítico en nuestros hijos desde jóvenes, involucrándolos en su entorno y creando espacios para que expresen sus opiniones.
La libertad de expresión y pensamiento es uno de los mayores logros humanos. Siempre les digo a mis hijas que sería beneficioso que las escuelas reforzaran más los valores, incluyendo el respeto por las opiniones de los demás. Esto es fundamental para mantener la paz y armonía social, ya que en ocasiones vemos un deseo excesivo de protagonismo que impide la escucha y la valoración de otras perspectivas, incluso en el entorno laboral. El respeto mutuo es la clave para construir una sociedad más participativa en todos los ámbitos.
El título de este artículo refleja una realidad: incluso en el ámbito laboral, incluyendo los puestos de alta jerarquía, a veces se subestima la importancia de la simpatía, la cordialidad y la capacidad de escuchar. Estas cualidades también se aprenden en el hogar, junto con la empatía y la calidez humana. Algunos temen que mostrar estas cualidades pueda hacerles perder respeto, pero en realidad, el respeto se gana a través de la profesionalidad y el trato humano.
Es esencial que las escuelas incorporen talleres que aborden estos temas, permitiendo a los estudiantes practicar situaciones sociales y desarrollar habilidades como el pensamiento crítico. Esto les ayudará a formarse no solo académicamente, sino también en aspectos sociales y emocionales, fomentando debates donde sus ideas y sugerencias sean valoradas.
Panamá necesita oportunidades para todos, no solo para aquellos con influencia política, empresarial o personal, sino también para los ciudadanos comunes en busca de empleo. Al trabajar en la promoción de valores, contribuimos a la equidad social, la justicia y la igualdad de oportunidades. Esto brindará esperanza a la juventud, permitiéndoles acceder a empleos que se ajusten a sus necesidades y capacidades, y contribuyendo al bienestar general de la sociedad.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.
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