…escucha lo que no quiere. Es uno de los refranes que hemos heredado de la sabiduría de las abuelas. Son muchos, millones, trillones y todos encierran lecciones de valor. Aunque hay otros que solo nos hacen reír como aquel que repetía un médico de los tiempos aquellos en que un doctor no solo atendía el dolor de garganta, la gota, los partos, sacaba muelas y hasta curaba las penas del alma por una gallina: “ay, madre que muero virgen, decía una beata pariendo”.
Abrí con el que abrí porque mis hijos siempre me acusan de preguntona, sin embargo, quiero aclarar aquí públicamente, que, si bien es cierto que lo soy, lo hago con mucho tacto. No crean que es al estilo Perry Mason ni de esos agresivos fiscales de distrito que aterran a la gente, yo más bien me voy por el estilo conversacional, así como quien pregunta y tú, ¿dónde trabajas? Para seguir con un mmm… suena interesante y ¿Qué haces allí exactamente? ¿Y tienes mucho tiempo allí? ¡Qué sé yo! Una conversación inofensiva que sí, lo acepto, puede desembocar en ¿Estás casado, tienes hijos, de qué edades, qué estudian? Nada ofensivo como verán.
Y, como no estoy en busca de condenar a nadie, si no me contestan, no pasa nada. No me ofendo, ni me ofusco, sencillamente continúo con la conversación y ya. Sorprendentemente, son pocas las veces que no recibo respuesta a mis preguntas.
Como de costumbre, me he desviado del tema que eran los dichos y refranes de las abuelas. Creo que me gustan todos, pero con frecuencia repito que “sarna con gusto no pica” pues a pesar de los siglos sigue teniendo validez, especialmente en ciertas etapas de la vida en que los humanos optamos por hacer equis o ye cosa a pesar de conocer que puede no ser lo más prudente.
Aunque en inglés “A penny saved is a penny earned” no deja de gustarme, especialmente porque algún día descubrí que fue utilizada por Benjamín Franklin en Poor Richard’s Almanack, una publicación muy conocida en los tiempos del pum en que se informaba sobre el estado del tiempo, cosechas y otras cosas por el estilo. Si es cien por ciento original del susodicho se cuestiona por algunos, pero eso no le quita mérito. Básicamente, nos lleva a reflexionar sobre el valor del ahorro pues se traduce algo así: un centavo que ahorrado es lo mismo que un centavo ganado”.
“A Dios rogando y con el mazo dando”, para algunos dice que, aunque nos encomendemos a Dios, no hay milagro sin esfuerzo; “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, me gusta mucho pues creo que a los que se van debemos recordarlos, pero no podemos enterrarnos con ellos; y, por último, porque se acaba el papel, “dime con quien andas y te diré quién eres”. Frase a la cual quizás he debido dedicarle un artículo completo pues… miremos a nuestro alrededor, escudriñemos personalidades públicas y no será muy difícil saber ´quiénes son´.
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