El dragón, animal poderoso, capaz de volar, de echar fuego por la boca y en ocasiones hasta de hablar. Entre las criaturas mitológicas ocupa un sitial de honor, ya sea por bueno o por malo. Hay de todo.

Y ya sea que sirvan para reconquistar un reino como en Juego de Tronos o como guerreros al servicio de los malvados en El señor de los anillos o para ser entrenados por un niño valiente, los dragones causan una fascinación hipnótica en la mayoría de los humanos.

Y seguro esa fascinación fue la semilla para las carreras de remo de bote dragón, una tradición milenaria que nació en el oriente lejano y que, al día de hoy, sigue vigente. A Panamá el deporte llega gracias a la Asociación Chino Panameña y su popularidad crece cada día. En marzo de este año se forma un nuevo equipo de remadoras de bote de dragón: DragonHeart (corazón de dragón) y su meta es participar en los Panamericanos de 2023 que tendrán lugar en Panamá. Todas son sobrevivientes de cáncer de mama.

Me entero de todo esto porque hace unos días recibí un mensaje por Instagram preguntándome si quería formar parte del equipo. En realidad, no tenía idea de qué se trataba, es más, había oído hablar de las Pink Warriors porque son famosas, pero no tenía una idea concreta del deporte en sí.

No es un buen momento en mi vida en términos de disponibilidad de tiempo, pero como mi curiosidad es literalmente incontrolable coordiné para conversar con la persona que me estaba invitando. Conversamos delicioso, me contó sobre el entusiasmo del grupo, sobre las bondades de remar para las sobrevivientes de cáncer de mama, éstas clínicamente comprobadas. Fue Donald McKenzie, un médico canadiense, quien probó que los movimientos cíclicos y repetitivos sirven como drenaje linfático natural. Le pregunté sobre la mecánica del asunto y me quedé maravillada.

El grupo, que por el momento tiene trece integrantes (pero necesitaría por lo menos catorce) entrena de lunes a viernes de seis a siete de la tarde en el gimnasio del Paddle Training Club y los domingos se “echan al mar” saliendo del Causeway de Amador.

Medidas de seguridad las toman todas. No son negociables. Salvavidas, lanchas de seguridad vigilando el área y todas las precauciones que aprenden durante sus entrenamientos semanales. Cada ‘dragona’ practica en todas las posiciones. Son diez remadoras, cinco a la derecha y cinco a la izquierda más un tambor y un timonel. El tambor marca el ritmo y el timonel sirve para dar dirección al bote. Como se podrán imaginar cada posición juega un papel determinado. Me cuentan que las pacers son las que van en las dos primeras filas, las engine van en el centro y las rockets en las últimas dos filas.

Practican en botes que alquilan a la Asociación Chino Panameña. Una vez que todas están duchas en todas las posiciones el entrenador decide qué posición tomará cada una y esto va de acuerdo a sus destrezas y fortalezas. La idea es que el equipo como un todo sea poderoso como un dragón.

¡Se imaginan! Sentirse parte de un grupo perfectamente coordinado, que pone el corazón en cada movimiento del remo, que como cada mujer que ha peleado contra el cáncer sabe que no está permitido rendirse y que siempre contará con el apoyo de quienes como ella enfrentaron a un enemigo necio y traicionero y lo han vencido.