Uno a veces anda por la vida sin enterarse de lo que pasa a su alrededor. Y esto es mucho más cierto hoy en día en que todo cambia de ya para ya, especialmente en lo que a comunicaciones se refiere. Antes, uno debía esperar a que las noticias viajaran en burro, tren y a veces a pie para que luego de arribar a un destino desde el cual se pudieran transmitir con alguno de los métodos existentes llegaran a los medios de comunicación para ser redactadas y luego publicadas.
En este presente nuestro cualquiera escribe lo que se le ocurra lo sube a uno de los montones de medios de difusión que ofrece la Internet y listo: Nace una noticia. ¡Ojo! Que el hecho de que empiece a circular no la convierte en cierta. Tenemos pues que las leyendas urbanas han proliferado más rápido que el ovid-19. A Dios gracias a la par han surgido sitios web en los que uno puede confirmar si la dichosa “noticia” es falsa o verdadera.
Primos hermanos de las leyendas urbanas son los bulos (chismes, bochinches, bolas, rumores y varios etcéteras) y una de las formas de transmisión de estos, que los hace más creíbles es el FOAF, friend of a friend en inglés; amigo de un amigo, en español. Seguro ustedes conocen varios. Empiezan algo así, “un(a) amigo(a) me contó que una amiga súper de confianza le había contado que le había ocurrido tal o cual cosa”. Y tal cual le llega la noticia uno la difunde, porque, claro, la amiga que te lo está contando es de confianza y te asegura que quien se lo dijo a ella también lo es.
Seguro más de una vez le ha llegado un vídeo de un asalto o de un choque catastrófico o de un desastre natural impresionante diciendo que “ojo con esto que está pasando” y resulta que, sí, está pasando, pero en Timbuktú. Y ahí vamos con que la leche está contaminada y el pollo no se puede comer por equis, ye o zeta y un hombre furioso anda rompiendo los vidrios de los autos que no avanzan en la luz verde.
No faltan -y si se quiere están entre los más populares- los que divulgan descubrimientos científicos. Que si tomar café detiene el crecimiento, o traquear los nudillos los engruesa u ocasiona artritis más adelante en la vida, que si te tragas el chicle se te pega en la tripa y, por la misma línea si te tragas la semilla de una fruta “te crece un árbol de dicha fruta en la panza”. En realidad, son de lo más divertidas, el problema es que se comparten “noticias” muy serias a velocidad vertiginosa sin que ninguno de los que las envían se tome el trabajo de verificar su veracidad. Y el problema es más serio cuando se comparten en un grupo de un montón de gente que pertenece a otros grupos donde también hay montones de gente. Y cuando alguien pregunta que de dónde salió la noticia -porque siempre hay un curioso- la respuesta es: “me lo contó mi amigo(a) tal y cual y a el se lo contó un(a) amigo(a) de súper confianza”. ¡Ojo con el FOAF!
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