El 16 de marzo pasado tuve la oportunidad de asistir a conversatorio y recital llamado ´La poesía es la brújula´ que tuvo lugar en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero gracias a la participación de la Academia Panameña de la Lengua y al Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá. Este conversatorio se dio en el marco de una exposición que hay actualmente en la biblioteca sobre las mujeres y el premio Ricardo Miró.
Irina de Ardila, Margarita Vásquez, Erasto Espino y Modesto Tuñón nos comentaron sobre Ma. Olimpia de Obaldía, Elsie Alvarado de Ricord y Stella Sierra, tres autoras que en su momento marcaron pautas para la poética panameña. Tres mujeres que desarrollaron su arte en un mundo de hombres y no se dejaron amedrentar jamás por ese entorno.
Obviamente cada panelista presentó su visión de una u otra autora y los presentes tuvimos la oportunidad de disfrutar además de la lectura de varios de sus poemas, no solo en español sino también en ruso gracias a Irina de Ardila. Fue emocionante conocer que los textos de nuestras autoras ameriten ser traducidos nada menos que al ruso. Claro que mucha gente ya sabía esto, pero yo no. Reconozco que no se mucho de poesía, me gusta, pero es un camino inexplorado para mí.
Una vez terminadas las presentaciones, se hicieron dos preguntas a los panelistas y, más que centrarse en responderlas a pie juntillas, ellos abrieron su mente y desbordaron conocimientos, apreciaciones y sentimientos que la poesía ha despertado en ellos a través de sus vidas.
Y fue así como en un revoltijo de ideas puramente filosóficas sobre la vida, versos sueltos que evocaron tiempos vividos y por vivir, una que otra crítica sobre el “abandono” de la poesía y la literatura en general, los presentes -que fuimos pocos para la calidad del conversatorio- pudimos viajar de la mano de estos cuatro expertos a mundos maravillosos que solo se descubren en las líneas de un verso.
Nos dejaron con hambre, con hambre de conocer más, de buscar, de perdernos en ese mundo a veces irreal y otras demasiado crudo que estas tres fabulosas mujeres se atrevieron a explorar y a mostrárselo al mundo al desnudo, con su alma en la mano.
Lo maravilloso del despertar de la curiosidad es que una vez que se empieza a tirar de la punta del ovillo no hay quien lo detenga a uno. Bueno… quizás una vida complicada por largas horas de trabajo entretejidas con varios hijos, un marido -o varios también- y todas esas cosas que ocurren a diario. Aunque… pensándolo bien, esos cinco minutos que desperdiciamos viendo alguna tontería en televisión o dejando que la rabia ocasionada por una impotencia tremenda ante los desastres administrativos de este bello país nuestro nos robe la calma, bien podríamos aprovecharlos para pasar la vista sobre un par de bellas líneas que alguien tuvo la generosidad de regalarnos.
Y, quienes sientan que no encuentran el norte, recuerden el nombre tan bien puesto a este conversatorio “La poesía es la brújula”. Los llevará a buen puerto.