Hace poco le vi a Fanny Wong una camiseta que me encantó. Muy sencilla, blanca, con dos bolitas negras a la derecha y dos a la izquierda separadas por una línea curva como la de la carita feliz. Encima el lema “you decide”. Creo que era así en inglés, pero no se los puedo jurar. Dependiendo de en qué par de “ojitos” uno decida enfocarse el mensaje puede ser una carita feliz o una carita triste.
Como ven, no hay que complicarse para mandar un mensaje poderoso e importante. Siempre me he preguntado a qué hora se les ocurren estas ideas a los genios -porque no hay duda de que son genios- que cualquier martes de la semana se salen con un concepto que 100 años después la humanidad sigue repitiendo. Yo, de noche, solo tengo ganas de comer y de ir al baño.
La camiseta me hizo cavilar. Ya saben que yo siempre ando con la cantaleta de que “ser feliz” es una decisión propia, consciente y deliberada. Uno no es feliz ni desgraciado por casualidad. Primero porque estoy segura de que Dios, o quien sea que esté a cargo del universo, no está sentado en su trono viendo a ver qué desgracia le manda a quien. Cierto que desgracias ocurren, sería una tontería negarlo, pero todo lo que a uno le pasa en esta vida tiene dos lados y a veces hasta tres y cuatro. Casi siempre podemos escoger en cuál de todos enfocarnos.
Tú decides. Así de sencillo. Tú decides si hoy, cuando salga el sol, quieres sonreírle a la vida o quieres andar por los caminos del Señor pateando el piso como el Chavo y amargándote la existencia por cualquier incomodidad que se te presente. Y se te van a presentar, que la vida no es perfecta. Pero, he notado que son esas imperfecciones la que la hacen más interesante y valiosa. Así como esos sellos postales o monedas que al imprimirse/acuñarse muestran un defecto que en el tiempo los convierten en los más buscados y, por supuesto, los más costosos.
Además, superar un obstáculo, sea físico, espiritual o emocional, nos fortalece. ¿Y quién no necesita músculo? De cualquier clase, porque hay de todo tipo. Y, pensándolo bien, el emocional supera por lejos al físico. Tú decides. Nadie puede hacerlo por ti, aunque a veces tratamos de imponer la responsabilidad de nuestras decisiones en terceras personas. Quizás funcione ocasionalmente, pero no es una opción sostenible en el tiempo.
Tú decides. Lo vienen diciendo sabios, pensadores, filósofos, escritores y hasta nuestro Rubén Blades desde el principio de los tiempos. Y ahora, además, tenemos el concepto en taquigrafía (y quienes nunca hayan escuchado el término que lo busquen en el diccionario. Es del siglo pasado) así es que se hace más fácil recordarlo. Y como se acercan las fiestas de los regalos yo me voy a regalar una camiseta como la de Fanny para que no se me olvide nunca que solo yo escojo la ruta a seguir.