Va uno para provincias centrales y se pasa por Aguadulce, donde irónicamente están las salinas más conocidas del país, a la vez que comparten cartelera con los más antiguos ingenios de Panamá. Vemos pues que en el sitio en que un contingente de españoles sedientos encontró agua para beber están la sal y el azúcar.

Cada vez que paso por allí se me viene a la mente que Aguadulce, Agua Dulce, Sweetwater y seguramente el mismo nombre en otros idiomas es un destino que se repite en muchos lugares del planeta tierra. El Sweetwater que siempre se me viene a la mente es el de Florida pues hay uno cerca de Miami y cuando viví por esos lados, siempre salía a relucir.

Hoy en día es fácil comprobar dicha sospecha pues con tan solo presionar un par de teclas en la computadora podemos confirmar que tan solo en América hay más de cuarenta y en el planeta alrededor de cincuenta, pero fíjense que en todos los listados las ciudades, pueblos o sitios se llaman Agua Dulce por lo que el de Panamá no aparece en la lista. Miren pues, al favorito de nosotros lo pasaron por manteca.

Continuando con la investigación veo que también hay colegios por el mundo con ese nombre, películas y documentales, bandas de música, novelas y personajes de novelas, casinos, cervecerías, jugadores de baloncesto con ese apodo, ciudades inventadas, represas, ríos y arroyos (lógico), restaurantes, en fin. Como ven es un nombre popular.

No los aburro con más información estadística. Ya probé mi punto y veo que el nombre del artículo es acertado. Sin embargo, comparto que con la búsqueda banal he encontrado algunos sitios a los que me han dado ganas de ir. Por ejemplo, hay un restaurante, Acquadolce, en la rivera del Lago Como, específicamente en la Villa Guiseppina que con tan solo ver las fotos se despiertan las ganas de ir a comer allí. Por supuesto, que si al precio de la comida, que no es regalada, debemos sumarle el costo de pasajes y estadía e Italia, pues se pasa un poco del presupuesto regular para una comida, pero nada se pierde con soñar.

Se me puede antojar también visitar el (o la como alguna vez le llamaron) Aguadulce de la provincia de Sevilla, solo porque suena y huele a huerta y tiene un par de cosillas que datan de varios siglos atrás. Ya saben, me gustan las cosas viejas y los pueblos blancos, aunque estos últimos los tengo todavía en el tintero.

Resumiendo, tiene sentido que cada vez que el hombre llegó a un sitio en el que encontró una reserva de agua buena para beber le pusiera el nombre de Aguadulce. Lo cierto es que en nuestro pequeño Aguadulce hay mucho que ver y hacer así es que haré mi listita para tachar aquellos sitios que no he llegado a conocer como la casa y el Museo de Stella Sierra, entre otras. Tan pronto complete el circuito les cuento.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

* Suscríbete aquí al newsletter de tu revista Ellas y recíbelo todos los viernes.