El dinero es un vehículo para alcanzar objetivos, sea de supervivencia, seguridad emocional, crecimiento intelectual/productivo y/o muchos más. Si empezamos a verlo como un automóvil, es en él donde llegaremos a nuestro destino.

Pero, ¿qué camino debe seguir este automóvil para que no sufra tantos golpes y llegue a los objetivos de la mejor manera? La respuesta: déjale la ruta marcada. Esta ruta es el presupuesto; una herramienta que dirige nuestro recurso hacia el logro de nuestros objetivos de una forma controlada, con una visión clara y definida donde no dejamos nada al azar.

Al armar tu presupuesto considera lo siguiente:

Conoce tus números reales.

Todos tenemos la rara idea de que sabemos realmente cuánto dinero gastamos, pero al hacer el ejercicio de anotar tus gastos por un período prudente de tiempo, podrás ver con mayor certeza dónde estás colocando tu dinero.

Esto no solo es clave para asignar los montos de tu presupuesto, sino que también te dará la oportunidad de optimizar estos gastos cuando ya tengas estructurado tu presupuesto, dando oportunidad a elementos como ahorro, pago de deudas y demás. Guarda tus facturas y ve levantando un listado para revisarlo después.

Categoriza.

Una vez tengas más certeza sobre cuáles son tus gastos, empieza a categorizarlos. No hay una formula mágica o maravillosa que hará que el dinero rinda más, pero al categorizar cada gasto puedes tener mayor conciencia cuando haces alguna compra o consumo por algún impulso emocional.

Recordar estas categorías te dejará saber dónde te va a faltar dinero más adelante y el riesgo que estarías corriendo. Quizás sea un estimulante para que lo pienses dos veces antes de hacer esa compra que estás pensando.

Evita la complejidad en un inicio.

Si es tu primera vez haciendo este ejercicio, no lo hagas tan detallado, dado que es importante que sea un esquema que puedas manejar, optimizar, darle seguimiento constante y que puedas recordar cuando no lo tengas en frente.

Más adelante, cuando estés más experimentado, puedes abrir categorías mas especificas como “aprovisionamiento para gastos puntuales”, por dar un ejemplo.

Incluye al ahorro y pago de deudas.

Una de las ventajas de manejarte con un presupuesto es que podrás asignar montos de ahorro fijo; por cada dólar que te entre, puedes sacar un porcentaje y colocarlo en la categoría de ahorro.

El ahorro es lo que nos dará seguridad financiera para emergentes. Si ya cuentas con tu fondo de emergencia, entonces ese ahorro que harás, apoyado con tu presupuesto, podrá ser para inversión, viajes, compras y muchas cosas más que seguro te gustaría hacer.

Al final se trata de que nuestro vehículo (el dinero) tenga la ruta que necesita para no perderse en el camino. ¿Abordarías un avión que no cuenta con un plan de vuelo, protocolos de seguridad e indicadores que avisen si algo no está saliendo según el plan? Así es, jamás lo harías.