Todas las personas que se proponen sanear su vida financiera se preguntan de vez en cuando, sobre todo después de Carnaval: “¿por dónde empiezo? Se dicen: “mis finanzas están tan desordenadas que ni siquiera sé por dónde”.
Nuestro manejo del dinero está conectado con nuestros pensamientos sobre lo que creemos importante, por lo que los problemas financieros pueden ser fácilmente abrumadores.
Darse cuenta de que tenemos una urgente necesidad de corregir los pasos es un comienzo.
¿La plata se va?
La mayoría se da cuenta de que pasa problemas cuando tiene una sensación inquietante de que el dinero se va y no deja dicho a dónde. Cuando las deudas comienzan a caminar cada vez más rápido.
Un gran primer paso sería analizar su liquidez. Revise sus cuentas de ahorros; si tiene un fondo para emergencias; evalúe su presupuesto y sus gastos, sus deudas, la situación legal y fiscal y financiera de sus bienes, y no entre en pánico si no son buenas.
Desde un punto de vista puramente financiero, la reducción de gastos y el pago de deudas son las opciones inteligentes.
Enfocarnos solo en pagar puede producir resultados en el corto plazo, pero cuesta mantener la motivación por mucho tiempo. Puede ocurrir que al cancelar unas deudas y ya no sentir la soga al cuello se vuelva a recaer en viejos hábitos. Así, tus deudas vuelven a acumularse, tus gastos crecen de nuevo sin control y todo empieza otra vez. Y nunca tus finanzas parecen estar bien.
Pregúntate si sabes qué es lo que más satisfacción te produciría a partir de ahora; indaga sobre los motivos que te llevan a actuar. ¿Realmente quieres mejorar tu situación financiera?
Define metas para 2018, pero también para un lapso de 5 años. ¿Qué te parece importante lograr?, ¿cómo lo harás?, ¿qué factores operan a tu favor y cuáles en contra?
Con un buen presupuesto y ajustándote a él, controla tus gastos. Un presupuesto no es una listita de las cosas que debo pagar, sino un plan que dice cuánto dinero tengo o tendré y cómo lo utilizaré tanto para mis prioridades como cosas secundarias, como irse de rumba o seguir en un plan carísimo de celular, etc.
Piensa no solo en ti, sino en los que te aman y de ti dependen. No olvides hacer un fondo para emergencias -seis meses de gastos familiares- y guarda tus tarjetas de crédito y evita usarlas sin necesidad. Habla con tu familia y explícales tus ideas para mejorar tus finanzas y solicítales su apoyo.
Ni los carnavales ni la Semana Santa ni nada deben fijar el momento para mejorar tu situación financiera.