Para entender a las finanzas personales necesitamos poder ver más allá de los números en la cuenta bancaria. Gestionamos nuestros recursos económicos de una manera estrechamente relacionadas con nuestras emociones y comportamientos con el dinero. La capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones juega un papel fundamental en nuestra capacidad de tomar decisiones con nuestras finanzas de forma efectiva y así alcanzar una estabilidad a largo plazo. Hoy vamos a explorar cómo se relacionan la inteligencia emocional y las finanzas personales y sobre todo cómo el mejorar esta habilidad podría tener un impacto positivo en nuestro bolsillo.

Decisiones más racionales

Nuestras emociones tienen la capacidad de nublar nuestro juicio y llevarnos a tomar decisiones económicas que no tienen mucho sentido. Trabajar en nuestra inteligencia emocional nos permite separar nuestras emociones de las decisiones financieras, evaluando las opciones a mano y tomando decisiones más basadas en la lógica en lugar de la impulsividad o el miedo.

Conciencia Financiera

Este es el primer paso que debemos realizar para mejorar nuestra realidad en este aspecto. Implica tener una comprensión muy clara de nuestros hábitos de gasto, nuestras creencias y actitudes sobre el dinero. En el camino también damos con un entendimiento de cómo nuestras emociones influyen en nuestras decisiones de consumo. El ser conscientes de nuestras emociones financieras nos permite identificar y abordar comportamientos que no son muy sanos para nuestra economía, como el gasto impulsivo o la aprensión a las inversiones.

Control de Impulsos

Esta es una habilidad importante. El deseo por satisfacción instantánea puede llevarnos a tomar decisiones muy precipitadas y probablemente poco saludables, como gastar más de lo que podemos y de paso endeudarnos muchísimo. Trabajar en nuestra inteligencia emocional nos ayuda a reconocer y gestionar impulsos, habilitándonos a tomar decisiones financieras más reflexivas y con miras a objetivos a largo plazo.

Relaciones Saludables

Los problemas de dinero no solo afectan a nuestra vida sino también cómo nos relacionamos con los demás. Prestarle atención a la inteligencia emocional nos ayuda a comunicar efectivamente sobre nuestras finanzas, establecer límites y resolver de forma asertiva. Empatía y comprensión nos permite trabajar en equipo con la familia, la pareja y los amigos para alcanzar metas juntos y construir fuertes relaciones financieras.

Resiliencia

Por definición es la capacidad de recuperarse de contratiempos y desafíos. Con una inteligencia emocional desarrollada nos permite manejar estrés, ansiedad y la incertidumbre que a menudo acompañan a los líos con respecto al dinero. Siendo conscientes de nuestro estado emocional y diseñando estrategias efectivas de cómo afrontarlo, nos permite superar obstáculos y adaptarnos a cambios en nuestra realidad financiera actual.

A lo largo de este artículo hemos descrito el papel fundamental del buen manejo emocional para nuestras finanzas personales.

No dudes en hablar con profesionales que te permitan desarrollarla y así ir trabajando en tus nuevos resultados.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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