En Panamá, si bien no tengo cifras, me inclino a pensar que ocurre lo que en Estados Unidos, en que solo el 2% de los jubilados tiene recursos suficientes para vivir sin depender de los familiares. Al menos el 45% tiene que seguir trabajando. El resto depende de sus familiares.
La vida financiera de muchos adultos mayores se caracteriza por estar sumida en deudas y malas condiciones de salud, amén de abusos de entidades crediticias y sobre todo de familiares.
Son diversos los factores que han llevado a personas de la tercera edad a estar endeudados. Uno de ellos es la falta de educación para tomar buenas decisiones y usar óptimamente los servicios y productos financieros.
A esto sumamos la costumbre nefasta de los padres o abuelos de ayudar a hijos adultos, hasta más allá de los 30 años, con préstamos educativos, hipotecarios e incluso costean la educación privada de sus nietos.
Los hijos dicen que como los abuelos tienen descuentos en las tasas de interés y son seguros sujetos de crédito pueden y hasta “deben” ayudar. Triste situación.
Asegurados solo hasta los 70 años
La mayoría de los bancos de Panamá otorgan una tarjeta de crédito solo hasta los 70 años, dado que después de esa edad las compañías de seguro no aseguran a las personas de la tercera edad a menos que cuenten con un gran valor neto y ofrezcan garantías.
Otra opción es que le otorguen una tarjeta con un límite relativamente pequeño. Si usted tiene hoy 60 años y desea solicitar un préstamo hipotecario, debe tener capacidad de pago, buena salud y estar dispuesto a cancelar el préstamo en un plazo máximo de 15 años, lo cual implica tener una letra alta. Nuevamente, la política de las aseguradoras lo limitará, pues a partir de los 65 años ya usted es demasiado riesgo para ellas.
Con todo respeto, sugiero a quienes rondan los 55 años que no acepten ser fiadores o codeudores, ya que es como adquirir un crédito.
Si tiene tarjeta de crédito, úsela con mucha prudencia y no se endeude comprando cosas innecesarias. Vigile su presupuesto. Las tarjetas de crédito son para que usted, ante una emergencia, pueda usarlas y salir del trance.
Hable con sus hijos para que no le pidan que usted use su tarjeta para financiarles gastos o compras. Llegar a viejos es tener la sabiduría que nos dan los años y las experiencias para tomar decisiones bien estructuradas.