El triángulo es la estructura más estable en física. Logra sostener el peso de grandes estructuras. Esto sucede gracias a la repartición del peso entre sus ángulos.
Toda inversión trae consigo un riesgo, una expectativa de ganancia y la pregunta imprescindible: qué pasa si invierto y de pronto necesito el dinero invertido. Esto forma un triángulo de factores a considerar, y es lo que se llama triángulo de la inversión, el cual es en esencia una relación que vincula tres elementos claves: rentabilidad, liquidez y riesgo.
El primero de los vértices es la rentabilidad, la cantidad de dinero neto que puedo ganar, y normalmente se muestra en forma de porcentaje. Por ejemplo, si invierto 10 mil dólares y gano mil la rentabilidad es del 10%. Y eso es rentabilidad bruta, pues hay gastos adicionales como: impuestos, comisiones y otros. La otra pregunta es si para mí esta rentabilidad es suficiente.
Es entonces cuando aparece el concepto de riesgo. Podríamos definirlo como la probabilidad de pérdida en una inversión. Si para ganar ese 75% tiene que arriesgar un 40%, ¿vale la pena el riesgo?
Este es el problema que tienen esas fabulosas propuestas que nos hacen. Las inversiones en Forex, en sociedades de inversión y otras, son de alto riesgo y supuesta alta rentabilidad, y no deben tomarse sin saber lo que hacemos.
La liquidez no es más que la posibilidad o probabilidad que nos ofrece para recobrar nuestra inversión. La compra de acciones, bonos del Estado, en general, es muy líquida. En el momento que quiere vender podría hacerlo con relativa rapidez. Sin embargo la compra de inmuebles es menos líquida. Puede no ser fácil encontrar comprador, y hasta podría perder dinero aunque no corra grandes riesgos.
De las empresas más conocidas que tientan al pequeño inversionista tenemos Amway, Avon, Herbalife, y otras. Ellas exigen una inversión inicial con una promesa de rentabilidad y rápidos ingresos pero no enfatizan en el riesgo ni en la relativa baja rentabilidad que ofrecen. Si relacionamos los conceptos podríamos resumirlos así: rentabilidad alta se asocia a riesgo alto y quizás alta liquidez. Bajo riesgo, rentabilidad baja y liquidez alta o media según la inversión. Acciones son de alto riesgo, alta rentabilidad relativa y alta liquidez.
Es imposible obtener siempre rentabilidad, bajo riesgo y mucha liquidez. Entienda bien de qué se trata su inversión para también saber cuándo salirse. Infórmese.