En esta ocasión quiero hablarles de un tema que las mujeres vivimos bastante seguido: nos enfocamos en todo lo que no hemos logrado todavía dañando la percepción que tenemos de nosotras mismas, y nos enfrascamos en la idea de que no estamos listas aún para tomar la oportunidad o para emprender esa nueva idea.

Sin embargo, también esas emociones nos dan información. Así que aquí te dejo cinco tips para empezar a tomar acción porque hecho es mejor que perfecto:

Transforma la comparación en inspiración: el compararnos no siempre es algo negativo. Mejor cuestiona qué te dice esa comparación de ti misma, quizás te está dando una pista de lo que quieres lograr. Inspírate en los logros de los demás para encontrar tu propio camino.

Valora las pequeñas cosas que haces: es impresionante cómo los pensamientos pueden apoderarse de nuestra mente y paralizarnos, pero es precisamente en los momentos de duda que es importante recordarnos nuestros logros, habilidades, capacidades… y reconocer el valor que te dan las experiencias por las que has transitado en la vida. Recuerda que un logro puede ser desde levantarte de la cama hasta dar una conferencia a las mentes más brillantes del mundo. ¡No te minimices!

Es normal tener miedo cuando estamos logrando cosas grandes: el Síndrome del Impostor vive principalmente en las mujeres, siempre nos llegan dudas de si somos lo suficientemente buenas para algo, o si vamos a poder con los retos que se nos presentan. En cierto grado es normal, porque probablemente estés haciendo cosas que te sacan de tu zona de confort, pero también es importante entender que nos merecemos estar en ese lugar, que hemos trabajado por ello y que tenemos todas las capacidades para salir adelante.

Aprende a perdonarte: la vida no viene con un manual, aprendes con las experiencias y muchas veces cuando nos equivocamos, nos juzgamos una y otra vez, pero no sirve de nada lamentarse porque no podemos cambiar el pasado, lo que podemos hacer es volverlo a intentar con nuevas herramientas y con ganas de hacerlo mejor. Ninguna se quiere equivocar a propósito, creo que la mayoría se levanta con ganas de ser la mejor mamá, la mejor profesional, la mejor hija. Aprendamos a hacer las paces con las imperfecciones y entendamos que los errores son un puente para aprender.

Háblate bonito: somos nuestras críticas más duras, nos hablamos horrible. Cuando nos equivocamos nos decimos todos los adjetivos negativos que se nos puedan ocurrir, pero la verdad es que jamás le hablaríamos así a alguien que queremos, es más, cuando alguien que queremos se equivoca le damos palabras de aliento,¿por qué no somos capaces de hacer eso con nosotras mismas?

El lenguaje que utilizamos nos moldea y cuando te dices algo a ti misma de forma repetida, te lo terminas creyendo, entonces regálate palabras bonitas, repítete que eres capaz, que eres inteligente, que eres fuerte. ¡Hecho es mejor que perfecto!


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