Cuando tenía unos cinco años, mi padre me compró, en una plaza a la que fuimos un domingo, un gran globo inflado con helio. El globo era rosado con otro globo alrededor color blanco, como si fuera un planeta con su anillo alrededor. Recuerdo que al llegar a nuestra casa, fui al patio trasero y lo solté, porque no sabía que eran de los que volarían lejos. Esa imagen quedó grabada en mi memoria y en mis emociones; comencé a llorar, había perdido un globo que papá no volvería a comprar.

Ya en mi adultez, cada vez que tengo o tuve que soltar algo, la imagen mental a la que recurría era a la pequeña soltando el globo. Lo cierto es que esa pequeña sentía dolor. Muchas veces al soltar, la sensación previa inmediata pudiera ser el dolor, o suponer ese dolor, pero al hacerlo en muchas ocasiones puede sentirse liviandad.

¿Qué aprendí? Que en mi mente soltar pudiera ser doloroso, generar ansiedad por el apego a la situación o persona, o apego a lo que creo que eso representa en mi vida. Sin embargo, al realizarlo, algo nuevo sucedía si soltaba mi expectativa mental acerca de cómo debería sentir eso.

Debido a que todas las piezas están interconectadas, y la meta en nuestra vida es el equilibrio total, siempre es bueno adquirir la práctica de examinar nuestra mente y cuerpo y “deshacernos de pesos”.

Hay muchas maneras de abordar este tema, hoy te comparto una mirada a través de la meditación con intención. Cuando te das lo que realmente quieres y necesitas, los hábitos poco saludables comienzan a dejar de ser un problema. Por ejemplo: comer en exceso.

Haz de la ligereza tu nuevo yo, para ello te invito a ser parte de un reto para “Dejar Ir” que comienza el 9 de abril o al que podrás acceder a través de mi página web en la sección meditaciones.

Los hábitos son resultado de decisiones antiguas y pueden cambiarse sólo a través de nuevas decisiones y elecciones. La decisión más importante que podemos tomar es aceptar la posibilidad de nuestro verdadero ser. Esto te permite restaurarte en el “ahora” en cualquier momento que desees.

Ejercicio:

1. Piensa en aquello que te hace sentir abrumado en tu vida.

2. Piensa en tres cosas que puedes hacer para encontrar la ligereza en tu vida. Por ejemplo, podría ser escuchar música, salir a caminar o jugar con tus hijos.

3. Escribe cómo puedes traer más luz y amor a aquellos que te rodean. Por ejemplo, puedes ser más compasivo al escuchar a los demás y mencionar las cosas positivas cuando las notas en lugar de dejarlas pasar.

Comienza con algunas pequeñas acciones, haz la prueba, luego me cuentas si se siente más liviano


* La autora es life & business strategist. Su sitio web es https://www.paulacabalen.com/. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @paulacabalen

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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