En un mundo ideal, cuando experimentamos un trauma, asimilaríamos y abordaríamos esos sentimientos, y luego nos desprenderíamos de ellos y los liberaríamos.

Pero, en realidad, a menudo intentamos enterrar el dolor en lugar de afrontarlo. Es importante ser conscientes de que las emociones no procesadas tienen un gran impacto en nuestro bienestar y pueden convertirse en un ciclo de patrones de comportamiento negativos que alimentan relaciones poco saludables y atraen más de las mismas dinámicas dolorosas a nuestras vidas.

Estos patrones tóxicos, comúnmente conocidos como vínculos traumáticos, se manifiestan como vínculos emocionales dentro de relaciones disfuncionales y generalmente se caracterizan por ciclos recurrentes de abuso físico o mental seguidos de refuerzo positivo. Pueden ser difíciles de reconocer y aún más difíciles de liberarse. Sin embargo, con una guía compasiva y experta, y una comprensión de cómo curar el dolor emocional profundo, cualquiera puede liberarse de sus vínculos traumáticos y transformar sus vidas para mejor.

Estos vínculos se inician en el seno de nuestros hogares, muchas veces nuestros propios padres no eran conscientes de que aprendieron eso también de sus propios progenitores o cuidadores, y eso es lo que nos enseñan. Una vez que una persona está lo suficientemente incómoda como para iniciar un proceso de sanación y liberación de estas situaciones, es que puede hacer algo por su vida y así por su familia.

Trabajar en la liberación de los vínculos traumáticos y restaurar tu bienestar y propósito puede ser un desafío pero a su vez la oportunidad de lograr una curación emocional, reaprender a pensar y así sentir, cambiar patrones de respuestas y hábitos y así llevarte a la acción hacia una vida sana y saludable.

Este trabajo conviene realizarse con un profesional, sin embargo, hay cosas que puedes comenzar a hacer para conocerte más.

Algo que suelo hacer en cada sesión grupal o individual, incluso al despertarme y antes de ir a dormir es un check in de emociones, el cual consiste en detenerte por un momento para identificar y reconocer cómo te sientes en este momento.

Sigue los siguientes pasos:

- Ubícate en un lugar tranquilo y sin distracciones.

- Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración, inhalando y exhalando profundamente.

- Pregúntate: “¿Cómo me siento en este momento?”. Observa tus emociones sin juzgarlas.

- Identifica las palabras que describen tus emociones. Pueden ser palabras como feliz, triste, enojada, ansiosa, etc.

- Profundiza en tus emociones. ¿Qué te está haciendo sentir de esa manera? ¿Hay algo en particular que esté causando esa emoción?

- Una vez que hayas identificado tus emociones, tómate un momento para aceptarlas y permitirte sentirlas sin juzgarte a ti misma.

- Puedes anotar tus emociones en un cuaderno o simplemente reflexionar sobre ellas en silencio.

- Una vez que hayas completado tu check in de emociones, tómate un momento para agradecer a ti misma por tomarte el tiempo de conectarte con tus sentimientos.

Te invito a hacer el ejercicio y ver cómo mejora tu calidad de vida.


* La autora es life & business strategist. Su sitio web es https://www.paulacabalen.com/. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @paulacabalen

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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