Un conflicto representa una situación con intereses opuestos, por lo menos aparentemente. Los conflictos son normales en la vida diaria y hasta deseables en ocasiones para evolucionar; todos nos encontramos en algún momento negociando a través de alguno de nuestros roles. Los hay con normas compartidas o no compartidas, y con recursos suficientes o limitados. Pueden ser internos (entre estados del Yo); entre lo que debo hacer y me gusta; entre lo que debo y lo que me conviene; interpersonales: entre dos o más personas, entre grupos, etc.
Para poder resolverlos, siempre es conveniente operar desde la posición existencial realista: “Yo estoy bien, tú estás bien”, teniendo en cuenta en su resolución una situación en la cual ambas partes ganen. Si en la solución uno gana y el otro pierde, la relación a largo plazo queda deteriorada. Como cuando un comerciante engaña a un cliente, se beneficia en el momento, pero lo pierde y adquiere un enemigo.
Los “bienes” que generan controversias son principalmente:
1. Tiempo: ejemplo, dos jefes se disputan el tiempo de una secretaria.
2. Caricias: afecto o reconocimiento, los hermanos compiten por la madre.
3. Información: sobre una licitación, una noticia periodística, un nuevo diseño.
4. Bienes materiales: disputa por retribución, regateo por una compra, por la porción en el presupuesto.
Es frecuente que en vez de tener en cuenta las necesidades del otro, se produzcan manipulaciones para inducirlo a aceptar perder. Existen solo tres tipos: culpa, temor y soborno, con las cuales se le induce a aceptar algo que no le conviene.
Cuando tomamos una posición realista para resolver un conflicto, eso equivale a identificarse también con el oponente, respetando sus necesidades, aunque no las compartamos en cuanto a los valores que representan.
Las opciones de salida en las negociaciones, además de la deseable (ganar - ganar), son: ganar/perder, perder/ganar, perder/perder. Esta última es irracional. Prefiere perder todo antes que el otro se beneficie en algo. ¡Bastante frecuente en las rupturas de sociedades y los divorcios! Y muy relacionada a la imposibilidad de la persona de soltar su ego. Para ello debiera tener un autoconocimiento importante, dado que nada es tan importante como para llegar al “perder/perder”.
Si bien este tema da para largo y continuaré en otro artículo, hoy quiero proponerte el siguiente ejercicio para ayudarte a conocerte un poco más:
- Visualiza con quién tienes o has tenido un conflicto.
- Analiza cuál es la forma que utilizas para resolverlo: ¿te callas y aceptas?, ¿huyes ante la incomodidad de enfrentarlo y pasar por una conversación incómoda?, ¿te quedas y conversas para lograr puntos de acuerdo?
- Odias a la persona que no piensa como tú.
- Te sientes inferior cuando la otra persona no piensa como tú.
Piensa, ¿cuál conflicto quisiera resolver que se ha repetido en mi vida y al que he respondido de la misma forma frecuentemente?
Pregúntate: ¿estoy lista para cambiar mi respuesta y así aprender?
¡Seguimos la próxima!
* La autora es life & business strategist. Su sitio web es https://www.paulacabalen.com/. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @paulacabalen
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