“Tengo que aprender a poner límites Pau”, es una de las charlas más frecuentes en algún momento de sesión de mentoría. “Cuéntame la situación”, le pregunto a Juana (nombre ficticio).
Juana comienza a decir que le está costando tener tiempo para llevar adelante su proyecto, sus hijos le piden ayuda con la tarea, sus amigas la reclaman porque es muy buena escuchando, su jefe le dio más trabajo del normal porque se fue de vacaciones. Su esposo ya no reclama, pero no se lo ve muy feliz porque ella no está cocinando como antes.
Juana quiere dedicarse a otra cosa, pero ve muy lejano su proyecto personal, y necesita su trabajo actual mientras no lance lo nuevo.
Para que Juana pueda sentirse bien con ella misma, requiere hacer algo que le guste, la primer respuesta a eso es: no tengo tiempo. Sin embargo, tiene tiempo para otras personas, que hoy, no le aportan mucho y quitan su energía.
Cuando dedicamos tiempo a otras personas o a los proyectos de otras personas, y eso no suma a nuestra vida, comenzamos a generar un desequilibrio, y en el mediano plazo, ello puede ocasionar enfermarnos, vivir con malestar y en ocasiones no saber bien qué nos pasa.
Se genera un desgaste emocional cuando no te conoces lo suficiente y sigues presionando el botón de “tener que hacer” y no priorizarte.
¿Qué puede hacer Juana entonces? Está claro que ella quiere estar en todos sus ámbitos y ser aceptada y querida por quien ella solía ser, una “dadora”. Ella siente ahora que la vida le quita, le quita energía, tiempo y ganas. Lo cierto es, que quien se está quitando es ella misma. Poniendo foco en todos los demás y no priorizándose.
Mi recomendación en ese caso es que haga una lista de prioridades, al día de la fecha. Es importante identificar qué cosas puede hacer hoy, y en qué orden eso está.
No es lo mismo ayudar a un hijo en su tarea a los seis años, que hacerlo cuando tiene 15 años; es más, es posible que a los 15 años esté perjudicándole.
Por otro lado, la primer pregunta es: “Juana, ¿qué haces por ti desde que te levantas?” “¿Cuál es el espacio y tiempo que te dedicas en el día?”
Si por motivos de exceso de trabajo no puedes dedicar tiempo a tu proyecto personal, ¿qué tal si agendas algo de tiempo para sábado y domingo, o tal vez unas horas en la semana? No porque haya que restar tiempo al descanso, sino para que tu mente se motive.
A las amigas que presionan, al decirles que tienes cosas que hacer antes, puede que las ayude también a aprender a priorizarse y resolver sus problemas por si mismas.
A tu esposo, puedes pedirle ayuda.
No eres un súper héroe, eres una mujer excepcional que es humana y requiere de sus espacios para recargar energía y estar muy bien para ti y para tu familia.
* La autora es life & business strategist. Su sitio web es https://www.paulacabalen.com/. Puedes seguirla en su cuenta de Instagram @paulacabalen
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