Hace unas semanas nos informaron que habría un cambio -migración- en la plataforma que usamos para el sitio web de la revista Ellas. Yo sintiéndome como una sobreviviente de muchas batallas, incluyendo la del Covid-19, cubierta de cicatrices y con callos hasta en la cabeza ni siquiera pestañé ante ese anuncio. ¡Venga ese cambio! ¡Échenme los leones! -en modo gladiador-. Y me los echaron.
Aquí estoy tratando de ver cómo se incluyen las fotos en las notas, ¿por qué no me sale el pie de foto? ¿por qué demora tanto en reflejarse los cambios? Una semana atrás tuve que pedir tiempo fuera porque no entendía a dónde iban a parar las notas que supuestamente había creado.
Estaba segura de que algún paso me estaba faltando. También estaba segura de que era un detalle minúsculo, pero cuando uno hace algo por primera vez es como si estuviera caminando en una habitación nueva con los ojos vendados. No es posible encontrar la salida aunque esté enfrente.
Pasar de una plataforma a otra es un paso que constantemente hacen los sitios web. Por supuesto, este no es el primer cambio de este tipo que hace la revista. Por eso ya sabemos que hacerlo es un acto de malabarismo parecido a andar por la cuerda floja. Un verdadero salto de fe. La migración supone también el riesgo de que parte de los contenidos que teníamos no pasen íntegros de un lado a otro. Así mismo como leen, alguna nota puede pasar sin autor o sin foto.
Estoy aquí diciéndome “que no panda el cúnico” con el consuelo de Chespirito. La verdad es que estamos trabajando con un grupo muy capacitado de técnicos. Ellos mismos nos entrenaron con paciencia en el manejo de la plataforma. Lo hicimos por Zoom y hasta grabamos la sesión, que esta semana se ha convertido en mi video favorito.
Este cambio no es chicha de piña (fácil) como antes decíamos.
El mundo siempre está cambiando. Más si se trata de este mundo que nos ha tocado vivir. Sin embargo el ser humano no salta feliz en un pie cuando le hablan de variar la forma en que hace las cosas. Por eso la gente suele serle fiel a una marca de teléfono o de computadora, pasarse a otra significa la fatiga de aprender todo de nuevo. Yo me llevo bien con el cambio, pero no hay que abusar. ¿Qué necesidad tienen los supermercados de cambiar las cosas de los pasillos cada seis meses? Y ni siquiera avisan. Acaso el placer tan grande que es entrar a un lugar donde sabes exactamente dónde están las cosas,
Perdón. Ya me fui por otro tema.
Pero también aprender algo nuevo nos obliga a desempolvar nuestras habilidades. Una vez que agarras el ritmo te sientes con confianza. Casi que hasta te da ganas de probar otro cambio. Pero, vamos con calma. Ya me estoy adelantando. Para llegar a esa felicidad, a ese gozo maravilloso, tienes antes que cruzar el túnel, atravesar la larga noche, caminar por el desierto. Yo todavía estoy allí. Hace sed. ¿Por qué esto me está diciendo que no estoy guardando la versión más reciente?
Sigo aprendiendo, Si en esta nota no leen el título o sale mi crédito de autor en el medio, disculpen y ténganme paciencia.