No es que a las mujeres nos guste hacer el papel de sufridas, de pobrecitas, de Thalía en María, la del Barrio (que es huérfana, la meten presa e Itatí Cantoral le grita pepenadora).
No queremos ser la víctima o la vístima, como mal dicen por ahí. ¡Es que lo somos! ¿No?
Entonces, ¿cómo explican la carga mental que llevan algunas? No se puede ver porque también le dicen la carga invisible.
Hablo en serio. Cuando se trata de administrar los asuntos familiares, las mujeres están encargadas. Se aseguran de que las cosas se hagan y por eso no paran de pensar y de estresarse. Eso es la carga mental del trabajo doméstico.
Que si hay que sacar las citas médicas ¡de todos!; que si el niño necesita regalo y vestido nuevo para ir al cumpleaños del sábado; que si ya no hay artículos de limpieza para asear los baños o, ¿qué vamos a cenar esta semana?
La mujer es quien busca los tutores o los cursos de verano para los niños, la que decide que ya está bueno de ese colchón y hay que comprar otro, la que planea los aniversarios románticos y la que compra la carne que el novio asará el fin de semana, y que no olvide el carbón.
Si hay que esperar al plomero, ella se asegura de que alguien esté pendiente en casa para recibirlo. Las mujeres no paran de pensar en los pendientes de la casa. En la oficina también es una mujer la que se responsabiliza por celebrar los cumpleaños o recoger la cuota para el baby shower de la colega.
Si se acaba la comida del perro, si la ropa está sin doblar o si no se ha sacado la basura y ella se queja, alguien dirá: “Es que no me dijiste”.
“Si me lo pides, yo lo hago”, afirman otros. Ella además, tiene la culpa por no hablar. ¿Nadie más nota que esa toalla de baño es casi un hilacho?
¿Perdón? ¿Dice usted que en su casa las tareas sí se reparten? Le felicito. Así debería ser.
La primera vez que supe sobre esto de la carga mental o carga invisible fue en un encuentro de mujeres, se lo escuché a Gisela Porras, de Voces Vitales. Este mes lo comentaba la psicóloga y coach Mariana Plata en una videoconferencia de Negocios entre Pañales, una comunidad online fundada por Paola Elizaga, que reune a mujeres emprendedoras.
“Bueno, lo hacen porque quieren. Nadie las obliga”, se excusarán algunos. Lo cierto es que es un modelo aprendido. En muchas casas mamá lo hacía todo.
No es que las mujeres quieran cruzarse de brazos. Cuidar de su casa y los suyos es algo que muchas disfrutan. Es que la administración de la casa se lleva mejor si se hace con la participación de todos.