Unos pelaos entusiasmados invitaban a entrar: ‘¡Bienvenidos a Musicalion!’, ‘¡Es gratis, pero si quieren pueden donar a la Fundación Aria’, que lo organiza. Con gusto pusimos algo de dinero en una alcancía.

A la entrada había quioscos y ventas de comida. Lucecitas colgaban en tendedero. Tendimos nuestra mantita en el césped. La función prevista para las 7:00 p.m. ya había empezado. Estaba llenísimo y eso que medio Panamá veía por televisión el primer debate de los candidatos a presidente en la Universidad de Panamá.

Pero no en el parque. Allí esa noche íbamos a escuchar bandas sonoras de películas. Llegamos para oír uno de los temas de El Señor de los Anillos y en una de las pantallas gigantes marchaban los orcos del filme.

En el escenario, supimos después, estaban los alumnos de la banda del colegio chitreano José Daniel Crespo y del Instituto Panamericano, de la capital. Era la noche del talento juvenil.

Yael Danon dio voz a On my own de Los Miserables. Cuando Gaby, mi hija de cuatro años, escuchó las primeras notas de Libre soy, de Frozen, sus ojitos brillaron. La cantó Elizabeth Grimaldo.

Luego fue el turno de El Fantasma de la Ópera. Gaby insistía en saber quién era el fantasma y por qué no lo veía, ¿acaso era el señor aquel?

Nos fuimos antes del cierre; nos prometimos volver al día siguiente más temprano. Así lo hicimos el jueves. Esa velada llevaba por nombre Billboard Latin Music Showcase. Al llegar pasaban el documental Desayuno chino, de Marisabel Burnes. Desde la cocina de restaurantes, con hakao y ham pao en la mesa, panameños de ascendencia china hablaban sobre su cultura y vivencia, cómo es crecer siendo un niño de raíces chinas en Panamá.

Estábamos bajo la luna llena en sillas plegables, petates y mantas, atentos al documental. Éramos una multitud pero cada grupo feliz en su espacio. Luego nos iban a unir los coros y los aplausos.

Los encargados de abrir esa noche fueron Samy y Susana Coronado, Sandra Sandoval estaba indispuesta. Cantaron dos canciones: La ex y La Patrona.Iván Barrios trajo Amor y Control, el tema de Rubén Blades que más me conmueve. Dos adolescentes detrás se la sabían completa.

Mekanik Informal puso salsa, timba y tambor. En ese grupo estaba Milagros Blades, la talentosa joven percusionista panameña becada por la Fundación Danilo Pérez. El público sabía sus canciones. Pensé: qué interesante música se está haciendo en Panamá.

El plato fuerte era Joey Montana, pero el reloj iba camino de las 10:00 p.m. Dije: “Mañana hay trabajo, así que nos vamos, Gaby”. Para nosotras había sido suficiente. Ella estaba satisfecha de saltar y bailar; los ojitos le pesaban.

Hasta el otro año, Musicalion.