Hace unos días hablé con una conocida que está en los preparativos de la feria escolar de sus hijos. Según me contó, el show de su hijo llevaba tanto detalle que yo pensé que iba a ser en Atlapa.
Pero era una presentación de los niños de kínder durante cuatro minutos. Veintipico de grupos se presentarían ese día, pues todos los niños, cómo no, merecían sus cuatro minutos de fama.
Los padres no solo se habían puesto de acuerdo con el uniforme, perdón disfraz de los niños, sino que también estaban uniformándose ellos. Ingenuamente, le pregunté si había un concurso, pero me hizo ver que los padres ahora se mandan a hacer camisetas para toda actividad desde el primer día de clases, si son graduandos, hasta excursiones y saraos.
Hace poquito me llamaron de la escuela de mi hija también para coordinar la presentación de la feria escolar — parece que es la época. La maestra muy práctica dio opciones como por ejemplo, que el suéter era de equis color y que cada uno buscara algo parecido en sus cajones, y se apresuró a aclarar que no era obligación.
A los padres nos gusta decir que las maestras inventan, pero algunos padres les ganan. Otra acudiente me contó que para una presentación de preescolar estaban contratando a un coreógrafo. Volví a preguntar si había un concurso, me dijo que claro que no, por eso habían contratado a un coach no muy caro. Ella esperaba no revivir aquella experiencia en que 16 padres se apuntaron a pintar un bosque en una tela y solo aparecieron cuatro.
Todo este afán me parece bien por las compañías de imprimir suéteres, los vendedores de tela y las modistas. Hay bastante negocio para ellos.
Yo con tan poca gracia, extraño las ferias escolares de antes, donde todo era mucho más sencillo: papel crespón, cartulina y el mismo mural que estaba pintado en el salón de actos. Cambio y fuera.
Ahora todo lo hemos vuelto una complicación, como que si lo que sobrara fuera plata y tiempo; mientras tanto me pregunto, ¿qué le queda a los niños de tanta arandela?
Entiendo las ganas de lucirse, pero lo importante debería ser que los niños se diviertan y que sepan que para ello no se necesita comprar y gastar en exceso.