Esta semana se estrenó la película de Barbie. Pocos no lo saben. Y es que Mattel se tomó en serio el manual de marketing de Marvel y se dispuso a superarlo. El resultado ha sido una campaña tan agresiva y tan rosada (Pantone 129 C, para ser más específico) que está por todos lados.
En algún momento los señores y señoras detrás de esta guerrilla de marketing quizás habrán pensado: “¿no será demasiado?” “¿la gente se va a saturar/cansar?” Si lo hicieron también se respondieron: “¡qué va!”
Todo ha sido fría y rosadamente calculado con meses de antelación: el filtro de Barbie que todos usamos en las redes sociales, las fotos de una mansión rosada en Malibú (que es real, está en airbn y que si la reservas estarás donando dinero a Save the children), los fotogramas de Margot Robbie como Barbie y Ryan Gosling como Ken (cada uno más cuqui que el otro), han ido apareciendo de tanto en tanto para despertar la curiosidad en los medios de comunicación y redes sociales. Pero ese fue solo el principio.
Sí parece que Barbie está por todos lados es porque Mattel ha licenciado alrededor de 100 marcas para acompañar la promoción de la película. Eso quiere decir que tienen permiso para usar el sello de la muñeca rubia en sus productos.
No me alcanza el espacio, y ustedes se aburrirían, si las enlisto a todas, pero entre las mercancías que por ahora están llevando el logo de Barbie están: una consola de Xbox, unos patines impala, ropa de Gap, el maquillaje NXY, Chevrolet y unas palomitas rosadas que han vendido en cines Cinépolis y han provocado artículos como: ¿a qué saben las palomitas rosas de Barbie? En esta parte yo entorno los ojos y me contestó: ¿a qué más van a saber? ¿Desde cuándo el colorante artificial tiene sabor?
Bueno así es el frenesí que esto ha causado. Esta semana fui a los almacenes Félix y en la entrada había atuendos rosas y cajas de juguetes Barbie; la marca panameña Aromas Panamá está promocionando una vela artesanal con olor a chicle inspirada en ya saben quién.
No es un secreto que los últimos años no han sido los mejores de la famosa muñeca. A pesar de que su figura y sus profesiones se han modificado, lo cierto es que hay mucha competencia y las niñas de hoy tienen otros modelos a seguir, lo que está bien, y no cuentan como único referente a Barbie.
El renacer de esta muñeca ha venido acompañado de mucha nostalgia. Son las grandes las que más fácilmente han sido cautivadas por el furor del rosa.
Cuando se trata de publicidad no basta con ser bueno, te tienen que conocer. Eso del secreto mejor guardado no funciona. Sobre esos hombros está subida está mega campaña. ¿Quién no conoce a Barbie? Las expresiones: ‘se cree una Barbie’ o ‘parece una Barbie’ nos han acompañado mucho tiempo.
A eso se le suma la experiencia que acompañan a muchos de estos productos. Por ejemplo: las palomitas de Barbie de Cinépolis venían en una cajeta preciosa.
Para mí, una de las claves del éxito de esta campaña ha sido también estirar la marca como un chicle y no elegir solo productos de moda y belleza para asociarse. Fiel a su estilo de tener todo tipo de profesiones e intereses Barbie está por todos lados.
¿Y la película? Eso es otro tema.
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