Esta semana me han cancelado reuniones, he pospuesto encuentros y reemplazado a personas en actividades. Cambios y recambios casi todos los días. No me quejo ni miro al cielo preguntando ¡por qué a mí! y es que no es solo a mí.

Me sorprende la facilidad con que casi todo tiene solución. ¿No podemos vernos en persona? Vamos a hacerlo virtual. ¿No puedes ir tú? puedo ir yo. ¿No te sientes bien? Movamos nuestro encuentro para la próxima semana.

La nueva normalidad es ésta: ‘Roxana, te veo el viernes. Tenemos que vernos en persona ¡por favor! Ya estoy cansada del Zoom y no es lo mismo…’. A los tres días suena mi teléfono o el pitito de las notificaciones del chat donde leo este mensaje: “Roxana (carita triste) tengo que posponer nuestra cita. En la casa tenemos Covid”.

Cuando alguien me dice eso es como si me dijera llueve afuera, y el calendario marca octubre. Eso es lo normal. Por fortuna quedaron atrás los días en que alguien decía que tenía el virus y todos temblábamos y rogábamos para no ser el próximo.

Esta semana el presidente de Uruguay Luis Lacalle canceló su asistencia a La Cumbre de las Américas porque tenía Covid. Jill Biden visitó Panamá hace unas semanas, planeaba venir con su hija Ashley quien no pudo porque su prueba dio positivo. Ya no hay ni que decir cuál prueba.

Nadie sabe cuándo le va a dar o le va a dar a alguien que vive o trabaja con uno. Y ahora toser, estornudar y moquear insistentemente también es una buena razón, por si las dudas, para cancelar planes.

Estamos retomando la vida después de encierros y cuarentenas. Así va a hacer la cosa por ahora. Y si lo que tenemos por delante es un compromiso muy importante, la propia boda, el consejo es guardarse y alejarse lo más posible de las multitudes. Es la única forma en que puedes asegurarte, o casi, de que podrás ir a tu evento si un cof cof cof.

Esto es una prueba para aquellos que aman tener todo bajo control. Nunca se puede tener todo bajo control. El cambio es lo único permanente. Aunque achurremos el gesto.

Pero siempre hay quienes encuentran en todo una oportunidad y un provecho. Por allí escuché a alguien decir que no iba a asistir a una actividad e iba a llamar para excusarse así: ‘creo que estuve en contacto con alguien que dio positivo’. Con eso se perdona, ahora, toda ausencia.