Últimamente, Sofía Vergara está en todos lados, promocionando su nueva serie en Netflix, “Griselda”, de la cual es protagonista y coproductora. En una de las numerosas entrevistas que ha concedido, su interlocutora le preguntó:

-Sofía, ¿qué te quita el sueño?

Es difícil imaginar qué respuesta esperaba la entrevistadora. ¿El cambio climático? ¿Las crisis migratorias? ¿Las guerras?

La actriz colombiana respondió muy acertadamente: “la menopausia”. Y tras un breve intercambio de risas, pasó a describir algunos de los cambios que se experimentan en esa etapa. Son cosas que pasan o pasarán a todas.

Sofía Vergara forma parte de un grupo de famosas que han abordando el tema, entre ellas: Michelle Obama, Penélope Cruz, Gwyneth Paltrow y Salma Hayek.

Courtney Cox (Mónica en la serie “Friends”) hizo en sus redes sociales lo que llamó una actualización del anuncio comercial que ella hizo en los años 1980 para los tampones de la marca Tampax. Sí, ese tipo de anuncios en los que los productos de higiene menstrual prometen proteger de todo mal. Courtney, en vez del período, esta vez hablaba de la menopausia y sin endulzar la píldora.

La comunicadora panameña Ana Lucía Herrera, a través de sus redes sociales donde suma más de 200 mil seguidores, hizo hace poco un video en el que, desde diferentes escenarios -la playa, la recámara, la casa- anunciaba: “somos menopáusicas y... se nos olvidan las cosas, tenemos calor, no podemos dormir, nos enojamos más”.

Por supuesto, no todas las mujeres experimentarán los mismos síntomas, pero el solo hecho de mencionarlos ya es un avance.

A las generaciones anteriores les tocó guardar silencio. Aguantar calladas. Simplemente, de eso no se hablaba. Primero por recato, pudor y después por todo el estigma que rodea el llamado cambio de vida en las mujeres: ‘Te estás haciendo vieja’.

Habría que hablar también de esos miedos asociados a esa etapa. En un mundo donde se exalta la juventud y la productividad, da miedo sentir que eso queda atrás.

De alguna forma, los mayores cambios hormonales en las mujeres son motivo de vergüenza. La llegada de la menstruación implica el miedo a algún “accidente” con la ropa. También hay que soportar a quienes dicen: “debe estar en sus días”, cuando una mujer no es todo lo dulce y complaciente que la sociedad impone ser. El embarazo trae otros retos y no embarazarse también, nunca faltan las preguntas indiscretas.

Hablar más de la menopausia sí es necesario. Estudiar e investigar sobre el tema, con fuentes confiables, también lo es. Por ejemplo, hay que saber que la menopausia tiene varias etapas y antes de llegar a ella existe la perimenopausia, terreno en el que las mujeres entran incluso poco antes de los 40 años.

Las personas saben de los sofocos y los calores pero muy por encima. Vamos a ponernos la mano en el corazón: casi todos hemos visto alguna vez con condescendencia a la señora que se abanica desesperada o que no deja de preguntar si el acondicionador de aire funciona bien.

Pero además de calores, puede haber también insomnio, sequedad en la piel, resequedad y por lo tanto, picor en los ojos, así como algo llamado síndrome de la boca ardiente, que es una condición menos frecuente, según encontré en un boletín informativo de la Clínica Mayo.

También se adelgaza el cabello, se pueden presentar ciertos olvidos y cambios de humor. ¡Tantas cosas! ¿No sería mejor mantener eso debajo de la alfombra?

Pues no. Hablar y reconocer que se vive esa etapa es de justicia para cada mujer. Es solidaridad para con las otras para no hacerlas sentir raras y aisladas en los cambios que están experimentando. Pero también es una forma de apoyar a las que más adelante atravesarán por ello.

Gillian Anderson, quien empezó la perimenopausia muy temprano habló del tema con la periodista Jennifer Nadel, en 2017: “Qué maravilloso sería si pudiéramos tener estas conversaciones abiertamente y sin vergüenza. Admitir, libremente, que esto está pasando. Para no sentir como si estuviéramos locas o solas debido a los síntomas que tengamos. Que nuestras parejas estén informadas y preparadas para que no participen en el ciclo de la vergüenza y puedan apoyarnos cuando lo necesitemos. Que nuestros médicos estén mejor equipados para aconsejar y referir si es necesario. La perimenopausia y la menopausia deben tratarse como los ritos de paso que son. Si no se celebra, que, por lo menos, sea aceptada, reconocida y honrada”.

La menopausia no es una enfermedad. No hay que buscar una cura. Pero sí entender los cambios del cuerpo y cuidarlo. Buscar ayuda con profesionales de la salud. Tampoco es correr a escuchar cualquier consejo disparatado, probar brebajes o modas alimenticias.

Quienes tengan suerte vivirán muchos años más después de la menopausia y esto puede significar un buen nuevo comienzo, aprovechar la experiencia que han dado los años para ello. La clave está en aprender lo que está ocurriendo con nuestro cuerpo ¡sí yo también lo estoy viviendo! y abrazar ese cambio.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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