No me acuerdo cuando Halle Berry ganó el Oscar. ¿2002? Bueno, desde hace 21 años, ninguna actriz no blanca había ganado el premio a mejor actriz principal. Este domingo lo ha hecho la actriz de origen chino y nacida en Malasia, Michelle Yeoh.
No fue una sorpresa. La película que protagoniza Todo en todas partes al mismo tiempo ha sido la niña mimada de los críticos. La noche de los Oscar fue su noche.
Pero solo quiero escribir sobre Michelle Yeoh. Cuando tuvo la estatuilla en sus manos aprovechó para agradecer a su mamá, faltaba más, y aconsejó: “no dejes que nadie te diga que tu mejor momento ha pasado”. Eso no fue una frase bonita que se le ocurrió, esa fue su respuesta a quienes le habían dicho que ya era su momento de retirarse de la actuación.
Basta una mirada a una biografía de Michelle para apreciar sus variados éxitos. Fue Miss Malasia. Actuó en varias películas con Jackie Chang, triunfó en el cine de Hong Kong, fue chica Bond (1997), protagonizó la famosa película El Tigre y el Dragón. Fundó su propia productora.
En 2017 se puso el traje de la capitana y, en el universo espejo, emperatriz Phillipa Georgiou para la serie Star Trek Discovery. Tan bien lo hizo que se habló de darle una propia serie.
Pero su vida no ha sido una línea en ascenso. De niña soñaba con ser bailarina, pero se lesionó la columna a principios de su carrera. Se casó con un magnate y dejó la actuación. Después de su papel como chica Bond no aceptó los papeles que le ofrecían durante casi dos años, según cuenta, personajes estereotipados por ser asiática y haber sido chica Bond.
Volvió con El Tigre y el Dragón. Como suele hacer, no aceptó dobles para las escenas de acción (eso le ha valido varias cicatrices). Ese filme presenta las artes marciales de manera mágica, combatientes deslizándose en los árboles. Casi una poesía.
La actriz ha dicho que en esa película entendió que, para aprender a volar, hay que caer.
Sin ser una estrella de Hollywood cada uno sabrá qué es aquello que quiere hacer, aunque todos le estén diciendo que no, que se rinda. No hay que hacer caso. Miren a Michelle Yeoh.