A través de la Ley 811 se aprobó en tercer debate la creación del Ministerio de la Mujer en Panamá.

Hay una trampa en la pregunta de: ¿se necesita un Ministerio de la Mujer? Como me comentó la investigadora feminista Gladys Miller, muchos de los que hacen esta pregunta están buscando que digas no. Allí están los que sin pensarlo, salen con: “si hay un Ministerio de la Mujer debería haber uno del hombre”.

No está de más recordar que los asuntos del país (que incluye a hombres y mujeres) siempre se han visto desde la mirada del hombre y bajo el liderazgo de los hombres. Todavía es noticia cuando una mujer dirige una entidad.

Están los que sí entienden la necesidad de un mecanismo institucional al más alto nivel para atender los asuntos de la mujer, que en realidad son asunto de todos. Sin embargo, temen que en la situación que vive Panamá, de instituciones débiles y corruptos fuertes, lo que se busca sea una excusa para nombramientos y favores.

Es un secreto a voces que partidos políticos y diputados se reparten ministerios y direcciones. ‘Tanto para mí’, que se traduce en ‘tanto para mi gente’, gente que le dará el voto o que le ayudó en la campaña. Se creen con derecho a hacer nombramientos. No en sus empresas ni con su patrimonio. Si no en entidades de gobierno, cuya razón de ser es trabajar por el bien público, por eso deberían estar allí los más capaces. Su presupuesto sale de los impuestos, el sudor y el esfuerzo, de todos los panameños.

Organizaciones de mujeres, como Aplafa, Cladem,Cefa, Alianza de Mujeres y Fundagénero publicaron, esta semana, un pronunciamiento en él que manifiestan preocupación. No por la creación del ministerio. Si no por cómo se haga, por cómo se elija a su personal y cómo se le asignen recursos. Pues de eso dependerá que la institución esté en lo que tiene que estar: velar por los derechos de la mujer y la niña, abordar el tema de los cuidados de las personas y del hogar que es un claro ejemplo de la desigualdad, meterse hasta el cuello para ver cómo podemos desenraizar una cultura de violencia que considera a la mujer como objeto, por eso puede ser tocada, acosada y matada.

Insisto. No hay que equivocarse. No se oponen a la creación de esta entidad. Ya en 1993 con el Pacto Mujer y Desarrollo había la aspiración del ministerio. Pero en un clima de crisis de institucionalidad y corrupción están alertas. “El nuevo ministerio debe de tener capacidad técnica, política y económica para dar respuesta inmediata a la ola de feminicidios y violencias múltiples que enfrentamos las mujeres en toda la República de Panamá”, se lee en el pronunciamiento.

Para ello es necesario que se nombre a personas preparadas, capacitadas y las hay. Es importante que también se le asigne un presupuesto de acuerdo a la labor que tiene que cumplir. No cabe aquí la improvisación.