Me contó una amiga, preocupada, que debía arreglarse o peinarse más. “¿Para ir al trabajo?”, le pregunté, y me dijo: “No, para bajar a los niños a esperar el busito colegial”. Ella lleva meses acompañando a su niña a esperar el busito, y uno de los niños que siempre está allí le preguntó hace unos días: “¿Dónde está la mamá de fulanita?, ¿usted no es la nana?”. Mi amiga es de piel más oscura que su hija.
Conozco a una joven profesional panameña que se casó con un alemán. Tuvieron un panameñito de ojos azules y cabello rubio. No en pocas ocasiones le han preguntado a ella, que es de piel negra. “¿Ese niño es suyo?”, o “¿no vino la mamá?”.
Otra me confesó que cambió a sus hijos de una escuela muy costosa porque se cansó de que cada vez que iba a buscar a sus hijos la confundieran: “Fulanito, te vino a buscar tu nana”, decían a su hijo. Ella hacía la aclaración al maestro o asistente de turno, pero tan pronto cambiaban a la persona, pasaba lo mismo. Decidió no tener más a su hijo en un colegio donde el personal no pensaba que una mujer de piel oscura podía ser mamá de uno de los alumnos.
Tengo entre mis contactos a una jovencita que suele hacer entregas a sus clientes de sus productos en casa y a veces la lleva a su esposo. Más de una vez los agentes de seguridad de los apartamentos le han preguntado a él si es el chofer o el Uber de ella. No creen que sean pareja porque ella es blanca y él negro.
El año pasado se hizo famoso un video en el que un experto estadounidense consultado por la cadena BBC, en videoconferencia desde su casa, es interrumpido por sus hijos de nueve meses y cuatro años. Detrás de los niños corrió una mujer para detenerlos. Una mujer coreana, pues él enseña en Corea del Sur.
El video se hizo famoso por su gracia: el papá, serio; los niños traviesos, y la nana correteándolos. Sí, muchos dijeron de inmediato que esa era la nana, pues una mujer asiática no puede ser la esposa de un experto estadounidense. Pero ella era su esposa, la madre de sus hijos.
Honroso es el trabajo de nana y no es suficientemente valorado. El asunto con la pregunta “¿usted es la nana?” es que se encasilla a las personas en un papel por su aspecto o su color. Y aunque se diga que no, sí pensamos que hay colores de piel mejores que otros.
Una de las cosas más bellas de Panamá es su mezcla de razas. Sin embargo, aún hay muchos prejuicios por vencer.