Conozco a alguien que participó en una de las mesas de trabajo del nuevo gobierno. Era un espacio magnífico para imaginar lo mejor para Panamá, pensó. Como ya sabemos, el partido ganó, pero para él pronto fue evidente y decepcionante que muchos participaron solo para beneficio propio. ¿Qué puesto se le iba a dar? ¿Dónde se iban a acomodar sus amigos? ¿Cuánto sería el sueldo? Más les importaba el “¿Qué hay pa mí?”.
Hace unos días escuché a unas personas hablar sobre que fulanita y menganita estaban en la planilla de la diputada tal, quien lamentablemente para ella y sus cómplices (pues eso son), no se reeligió. Estas personas estaban nombradas en una planilla y cobraban un sueldo sin trabajar, pero el acuerdo era dividírselo con la diputada, quizás un 80/20. En este grupo se comentaba: “algo es algo, imagínate que te den una plata sin trabajar. Eso está bueno”. Otra vez: ¿Qué hay pa mí?
Un conductor de Cabify me contaba que muchos de sus pasajeros extrañaban aquel gobierno pasado. Fueron tiempos en que había mucha plata. “Mucha gente sentada allá atrás -me dijo el conductor- me ha dicho que durante ese gobierno se llevaban al día 100 dólares para su casa. Tal vez hubo robo en ese gobierno, pero todos roban. Estos de ahora robaron y no han hecho nada”.
Sí, ¿qué hay pa mí?
Una vez en un taxi un señor me dijo que no entendía el escándalo con la constructora Odebretch, ¿acaso no estaban ellos como empresa en su derecho de dar una “comisioncita” a quien les ayudaba a conseguir contratos? Cuánta ignorancia. Como ese muchacho, muchos no saben que esa “comisioncita” salía de sus impuestos. Las coimas se pagan a punta de sobreprecios y otros chanchullos; es dinero que se resta a la educación, a la salud, a la cultura y al deporte de Panamá.
Justo es aspirar a una mejor condición de vida, pero de una forma honesta. Sé que hay montones de panameños luchando por este país haciendo cosas buenísimas.
Pero, para muchos a diario todo se resume en una frase: “¿Qué hay pa mí?”, sin pensar en cómo el malversar fondos afectará a Panamá. En serio, ¿ese es el país y el ejemplo que les vamos a dejar a nuestros hijos, sobrinos y nietos?