La tecnología asusta más que los caminantes blancos, más que los demogorgon, más que el Cuco y hasta más que los precios de los vegetales después de la pandemia. Bueno, en eso último estoy exagerando. Volviendo al tema ¿Saben por qué asusta tanto? Porque es real.

Hace unos días acompañé a mi papá al Municipio. No había filas ni gente. Fuimos atendidos enseguida. Tengo que confesar que me sorprendió la amabilidad y la paciencia de la joven que nos recibió. Nos mostró el estado de cuenta de mi papá desde su computadora, con amabilidad y paciencia. Sobre todo con mi papá. Se lo agradecí.

Con paciencia también nos atendió el encargado de explicarnos cómo hacer los pagos a través de la banca en línea. Incluso me advirtió que al hacer los pagos no me confiara y cada tanto verificara mi estado de cuenta en el sitio web del Municipio.

Salí de allí con la idea de que así es cómo debemos trabajar con la tecnología, con la guía y el sentido común humanos. Mejor si es con cortesía.

La tecnología es una herramienta que a veces asusta, como un cuchillo de cocina afilado. Si uno se descuida se rebana los dedos.

Aquel día, en el Municipio, escuché a una contribuyente solicitar una devolución porque en vez 39 dólares había pagado 390 dólares por banca en línea. Auchhh.

Lo anterior es una prueba más de que la tecnología no resuelve todo. Es una herramienta que tenemos que aprender a usar.

Pero ¿seremos capaces? Ante esa pregunta empezamos a sudar.

Hace unos días escuché a la investigadora Raisa Uribarri explicar en Panamá la brecha digital, entre las mujeres. Están las mujeres que no tienen acceso a tecnología, porque no tienen acceso a equipos, electricidad ni internet. Están las que sí tienen el acceso pero no disponen del conocimiento para usarla. Y está otro grupo que aunque saben usar teléfonos, computadoras, redes sociales, no logra emplearlas para hacer crecer sus proyectos.

Me pareció sumamente reveladora esta explicación porque nos recuerda que, unos más y otros menos, todos estamos aprendiendo.

Lo más normal es sentir que no sabemos. Lo más normal es pensar que nuestro hijo o nieto adolescente nos da dos vueltas en bajar aplicaciones o en usar TikTok.

Paola Elizaga, creadora de la comunidad de Negocios entre Pañales en Panamá, y la coach colombiana Margarita Pasos, radicada en Miami, siempre dicen a sus alumnas y alumnos cuando se trata del miedo a la tecnología: no digas que no sabes o que no puedes. Piensa, estoy aprendiendo, voy aprender, todavía no sé, pero aprenderé. Aquí recobremos esa sabiduría de nuestros abuelos: nadie nació sabiendo.



* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autor.

* Suscríbete aquí al newsletter de tu revista Ellas y recíbelo todos los viernes.